Los días 20, 21 y 22 de este mes fueron los más violentos en Palavecino, en donde las protestas se intensificaron en cada sector del municipio, inclusive en los más populares.
No obstante, la represión se hizo más evidente en las urbanizaciones de la parroquia José Gregorio Bastidas, en donde funcionarios castrenses no pudieron intimidar a la población pese a la “brutal represión” con perdigones y muchas bombas lacrimógenas.
Hablan los heridos
Francys Morón, herida con perdigones en sus piernas el pasado jueves 20, cuando se encontraba frente a su vivienda, ubicada en la 5ta Etapa de Urbanización Valle Hondo, relató que un grupo de uniformados irrumpió en la vereda disparando perdigones a mansalva.
“En ese momento, nos disponíamos salir a apoyar la protesta pacífica que los vecinos desarrollaban en la avenida El Placer, cuando fuimos sorprendidos por la incursión armada de la Guardia Nacional, de la cual resultamos heridos dos vecinos y yo”, contó muy nerviosa.
Según la joven herida, los militares ingresaron, en horas de la tarde, a la calle cerrada por un portón, el cual tumbaron con una tanqueta “y metiendo las armas a través de las rejas, dispararon en repetidas ocasiones contra las ventanas partiendo vidrios y otros objetos, pero a la vez, lanzaron bombas lacrimógenas dentro de los estacionamientos y frentes de las casas, para sacar a los manifestantes que se resguardaban”, narró.
Reveló que al día siguiente, las incursiones militares a Valle Hondo y especialmente a esa cuadra aledaña a la avenida El Placer, fueron más seguidas y violentas.
“Estábamos acorralados dentro de la casa y a cada momento teníamos que tirarnos al suelo para medio poder respirar con trapos empapados en vinagre debido al bombardeo de gases lacrimógenos”, relató agregando que su abuela de 98 años y su madre, tuvieron que ser atendidas por una ambulancia, cuyos paramédicos aplicaron inyecciones y nebulización. “Esa noche tuvimos que cambiar todas las cortinas y sábanas porque el gas, después de cinco horas, no salía de la casa. Dormimos todos en un cuarto en el patio de la casa, al igual que los vecinos de la cuadra”, mencionó.
Mostró como evidencia la gran cantidad de cartuchos de gases lacrimógenos y las docenas de cápsulas de perdigones recabadas en el perímetro de las primeras cinco casas de esa cuadra de Valle Hondo.
“Lo intentaron asesinar”
Ese jueves 20, en otra escaramuza frente a Urbanización Altamira, a las 10 am, tres guardias nacionales, atacaron “salvajemente” a César Nieto (20) a quien frente a sus vecinos, le propinaron una golpiza entre patadas y culatazos.
Según su propio relato, lo introdujeron a fuerza de empujones dentro de una tanqueta pero al verlo sangrar copiosamente, lo liberaron no sin antes golpearlo nuevamente al tiempo que le advirtieron: “Te salvaste maldito fascista, porque te íbamos a matar”.
La doctora que lo atendió en un centro de salud privado, para aplicarle 20 puntos en una herida y seis en la otra, explicó, dicen su tía y abuela, que “debido a los culatazos le desprendieron el cuero cabelludo con heridas que lograba visualizarse la capa del cráneo. No se explica como no tuvo daño cerebral”.
“La Guardia Nacional lo golpeó para matarlo. Siento tanta impotencia que en Venezuela esta clase de acciones repetidas no tengan sanción y que nuestra Fuerza Armada actúe en contradicción con los principios que la rigen”, remarcó María Nieto, visiblemente consternada.
