En lo deportivo, el Lara salió favorecido. Su triunfo frente a Trujillanos por 4-1 le permitió subir algunos puestos en la tabla de posiciones. Pero -sin duda- fue una jornada para el olvido. La séptima del torneo Clausura quedará marcada como una de las fechas más infames del balompié rentado nacional.
Hubo advertencias, una tras otra, y la recomendación de suspender la jornada, pero los directivos de la Federación Venezolana de Fútbol, a ojos ciegos y sin entender razones, obvió el pedido y le dio luz verde a los juveniles para que, ante la negativa de los futbolistas profesionales de viajar, fueran los responsables de sacar la cara, de alguna manera obligados por sus clubes para evitar sanciones posteriores.
“No están dadas las condiciones”, advirtió la Asociación Única de Futbolistas Profesionales de Venezuela (AUFPV) y se comprobó el domingo, cuando dejaron de jugarse dos de los ochos compromisos pautados por situaciones extradeportivas, vinculadas a los sucesos que se registran en el país, producto de las manifestaciones contra el gobierno y la respuestas de las fuerzas de seguridad.
Dos capítulos tristes, generados por la soberbia. Táchira no pudo salir de San Cristóbal, una de las ciudades con mayor grado de conflicto dentro de la realidad actual, y la directiva de El Vigía, lejos de solidarizarse y dar una mano, ordenó a los suyos presentarse al campo, con los sub20 y algunos profesionales, para arañar los tres puntos. No es oficial, pero se espera que el Consejo de Honor ratifique la incomparecencia, por más que la directiva aurinegra pidió comprensión al alegar que no consiguieron un prestador de servicios que facilitara un bus para trasladarse a la localidad platanera.
Y, en otra plaza, Valencia, a las afueras del estadio, manifestaciones de personas que se oponían al desarrollo del compromiso, por las muertes ocurridas en esa ciudad, obligaron a la suspensión del Carabobo-Estudiantes.
No menos gris, opaco, lo del Zulia, que alineó a algunos de la primera plantilla, para imponerse 3-0 a un Aragua repleto de jugadores sub20. Una fecha que no debió disputarse y que dejó sabor amargo, aunque el éxito de que hay unión en el gremio de jugadores.
El Lara, sí, se vino de Valera con tres puntos importantes. Mérito para los futbolistas de la cantera que recibieron esa “papa caliente” a última hora y respondieron bien. Ahora está quinto en la tabla de posiciones y a cuatro puntos del nuevo líder Caracas. Pero no luce justo. De este lado se festeja, pero en el caso de Mineros fue una total desventaja. Debía salvar el forfeit en dos categorías (primera y segunda) y por ende distribuir a sus fichas menores en dos tandas. La que fue a Guanare no pudo sumar ante Llaneros, sabiendo que en condiciones normales pudo haber sacado un mejor resultado que el 3-0 recibido.
Es como violar el juego limpio. No es culpa de los juveniles, ni tampoco de los directivos. Fue la posición poco sensata, como calificaron los mismos jugadores, lo que desembocó en esta desagradable situación, quién sabe por qué motivos. Queda ver ahora qué pasara en la próxima jornada, porque las condiciones del país, sumido en una crisis, lamentablemente, no parece mejorar.
