Reflexiones en positivo – Países hermanos en comparación

En la década del 70 era muy común el intercambio comercial con la república de Colombia. El valor del bolívar llegó a ser de 22 pesos y el desfile de venezolanos para adquirir artículos de primera necesidad era constante.
Me llamaba la atención que algunos industriales y productores agrícolas y pecuarios manifestaban que el peso estaba sobrevaluado con relación al dólar y al bolívar, por la que se necesitaba más devaluación de tal manera de permitirles mayor exportación de productos. Me causó curiosidad que los días lunes no se vendía en carnicerías, ni se consumía carne bovina en restaurantes, a manera de ahorrar el producto para exportarlo.
Tuve la oportunidad de oír las opiniones de un intelectual que manifestaba lo siguiente: “Venezuela es el único país del mundo que tiene una Constitución socialista y el pueblo venezolano se maneja como capitalista”, lo que consideraban una incongruencia política y económica en comparación al país vecino. Manifestaba que el colombiano era dueño de su pobreza y de su riqueza, es decir, un pueblo rico o pobre con un pobre administrador, en tanto que en Venezuela sólo existía un estado rico administrador con un pueblo pobre; pero que todos los días ese pueblo se manejaba como rico. Igualmente manifestaba que en todos los países bolivarianos su población era indígena, que la diferencia en cada país era el guayuco, que el guayuco del venezolano era producto del trabajo de 50 mil obreros petroleros produciendo petróleo para mantener 16 millones de venezolanos, en tanto que los otros países en guayuco de sus ciudadanos era producto del trabajo individual agachando el lomo y llevando sol para producir alimentos y demás productos para abastecer la sociedad.
En estas reflexiones en positivo no quisiera darle la razón a ese intelectual, pero si en la actualidad hay algo que se parezca a estos planteamientos tal vez podamos pensar para el futuro que es necesario trabajar, creer en la población trabajadora, y hacer de Venezuela un país con identidad propia y no petrolera y que se cumplan los postulados escritos en la constitución como derechos políticos, económicos y sociales. Sumados a que si buscamos paz, la unión y buenas alianzas y de vez en cuando recordamos que en los pleitos hasta el que se considera ganador sale perdiendo.
Decía Martin Luther “Hay una fuerza creativa en la sociedad, trabajando por derribar las gigantescas montañas del mal, un poder que es capaz de crear una salida donde no la hay y transformar los ayeres oscuros en mañanas luminosos”.
Todos unidos por la producción nacional.
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