La ausencia de una eficiente política nacional en materia de seguridad, el flagelo de las drogas, la difícil situación económica del país y la falta de valores, han influido para que la violencia se desborde en el país y ataque sin ningún distingo a la población en general, incluyendo a los miembros de la Iglesia católica, sostuvo monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto.
“En el país no hay un plan de seguridad para detener la violencia. Lo más lamentable es que la Guardia persigue a los estudiantes que están desarmados, mientras los antisociales siguen en la calle”.
Expresó que el consumo de estupefacientes también influye. “Esto niños bajo los efectos de la droga hacen cualquier cosa por obtenerla. Son capaces de matar a quienes los benefician como ocurrió con los padres salesianos. Es necesario que desarmen los colectivos y a la población en general”.
Reflexionó que hay un malestar por las políticas económicas y de seguridad. “El pueblo tiene derecho a protestar, pero pacíficamente”.