Los sueños húmedos del régimen se alimentan tratando de arrodillar al más longevo de los diarios venezolanos.
Cómo desearían que sus periódicos tuvieran algún parentesco en calidad con el Decano de La Prensa Nacional. Qué el gran público lector le concediera el respeto al prestigio y a la fama bien ganada. Desalentadoramente para ellos, la categoría no se compra en el almacén en donde se chantajea a todo aquel que no le rinde pleitesía al desgobierno que controla desde Miraflores.
Debido a qué no tienen argumentos buscan cerrar al ícono de los larenses. Los neófitos rojillos desconocen el embrión que dio origen al gran rotativo. Desde su nacimiento en una bucólica Carora de calles polvorientas y techos de paja, tuvo el firme propósito de trascender sin perder la probidad que trajo consigo su alumbramiento. Son ciento diez años llegando diariamente a miles de personas en unas cuantas generaciones. Vio transformarse a nuestros pueblos en ciudades, creció experimentando sus angustias y siendo un aliado para el desarrollo de una región que lo asume como un compañero infatigable que sabe vencer entuertos. Grandes barreras tuvo que sortear para al final coronar el éxito en la magia de sus palabras. Sus páginas han dado cabida al mejor talento disponible. Escribir allí es una distinción que guardamos con orgullo aquellos que militamos en sus espacios.
Nadie le regaló nada. Su gran prestigio lo obtuvo reinventándose cada día para obtener un producto excelente. Es por eso que aquellos que lo quieren ver con el rostro lánguido en posición de vergonzosa genuflexión, se quedarán con los crespos hechos. Existe una dignidad a prueba de burdos chantajes. Una lumínica historia no perece en manos de malvados de ocasión que lo único que tienen es poder para corromper. Son dueños del papel necesario para la elaboración del periódico, actúan como el deportista mediocre que vocifera que si no lo ponen a jugar se lleva la pelota. EL IMPULSO es y será siempre referencia obligada para todos los venezolanos…
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