El Deportivo Lara sigue con la pólvora mojada. Por segunda vez en los últimos tres partidos terminó sin carburar y mover las redes del arco contrario para regresar a casa con un empate sin goles frente al Deportivo Petare y perder terreno con el puntero Zamora, del que ahora está distanciado seis puntos cuando se han jugado seis jornadas del torneo Clausura.
El empate en carretera es considerado bueno, porque la regla del fútbol es que sumar fuera de casa es un hecho positivo. Pero era un rival -relegado a las últimas casillas- que parecía accesible, ideal para recuperar los puntos perdidos en su feudo, luego del amargo empate con Yaracuyanos.
Lo hacía frente a un Petare que hasta el domingo había perdido cuatro de sus cinco partidos. Es decir, un rival frente al cual podía imponer su jerarquía, todo esa caudal de talento que amalgama en su plantilla. Pero volvió a fallar en la zona de creación.
Ha sido el gran problema del equipo, construir desde tres cuartos de cancha y a balón controlado, jugadas de peligro. En su descargo hay que decir que el rectángulo de la UCV no da para mucho. Es un césped en muy malas condiciones, que obliga a los visitantes a caer en el pelotazo, una vía que muy pocas veces deja dividendos positivos. El campo jugó en contra del cuadro larense y le hizo las cosas más fáciles al Petare en su intención de “ensuciar” el juego del rojinegro.
Se quedó sin argumentos, no encontró caminos, y terminó con la casilla de goles en cero, tal como ocurrió dos fechas antes frente al Deportivo Táchira. Claro que aquel partido, aunque de idéntico resultado, dejó buen sabor de boca por la magnitud del rival aurinegro, mucho más armado en su plantilla y con la etiqueta de favorito. El Petare -aunque merece respeto- es de menor jerarquía y categoría.
La falta de goles preocupa. No acompaña el buen desempeño que exhibe la tropa de Rafael Dudamel en defensa. Es uno de los cuadros menos goleados, pero también uno de los que menor producción de tantos tiene. Eso explica su registro. Tiene dos ganados y cuatro empates. Es uno de los tres invictos del Clausura, pero está relegado a la mitad de la tabla, ocupando la casilla nueve con déficit de media doce de puntos con respecto al Zamora, este último con un partido más.
Al cuadro crepuscular le falta explotar en ataque. En las dos primeras fechas anotó seis goles (ante El Vigía y Anzoátegui), pero en los siguientes desafíos solo ha marcado en par de ocasiones. Es la razón por la cual, aunque invicto, experimenta descenso en el tablero de posiciones. Y es preocupante para un equipo que aspira pelear el título. No puede darse el lujo de perder terreno en las primeras de cambio, porque luego es difícil recuperarlo.
Le toca en la próxima fecha bregar otra vez como visitante, pero ante Trujillanos, uno que es fuerte en su casa. Debe ir por más que un punto, aunque se trate de un rival incómodo, para no perder el tren.
