Lo que está aconteciendo en estos momentos en todo el país, era previsible, desde hace bastante tiempo las organizaciones gremiales de la empresa privada venían advirtiendo que el desempleo, la inflación, el desabastecimiento, consecuencia de una profundización de un modelo económico equivocado, es lo que ha traído como consecuencia indirecta, el clima de violencia que mostró su cara más perversa con los dramáticos sucesos de la semana pasada dejando un saldo de muertos, heridos y detenidos.
Pero lo que causa una mayor inquietud, es que no se observa por parte del sector oficial, la menor intención de tomar las acciones necesarias para revertir la crisis, la cual se agudiza porque el Ejecutivo tiene una deuda con el sector empresarial en general superior a los US$ 36.000 millones, pero no tiene los recursos para honrar estas obligaciones, pero tampoco tiene los recursos para permitir que las empresas puedan reponer sus inventarios, que en estos momentos están en cero, y así poder reiniciar los procesos de producción, por lo que no hay que ser un especialista para pronosticar que el índice de escasez de 26% que registró el Banco Central de Venezuela para el mes de enero, se quedará corto para los meses de abril, mayo y junio.
Mientras tanto, el Ejecutivo sigue empeñado que contribuir para agudizar los problemas, de tal manera que excluye cerca de 3.000 rubros que quedan excluidos de la tasa preferencial de 6,30 Bs/$ y que tendrán que ser importados a tasa Sicad de 11,30 $/Bl, lo que refleja una fuerte devaluación en el tipo de cambio, que impactará los índices de inflación porque los costos de producción se encarecerán y necesariamente se reflejarán en los precios que deberán pagar los consumidores a la hora de adquirirlos.
Hasta ahora los voceros del alto gobierno se han negado a admitir públicamente y en forma directa, que la “botija” está vacía, pero indirectamente se filtra una información a la prensa en la cual se asegura que el Ejecutivo está ofreciendo a las empresas pagarles las deudas en divisas, por cuotas negociables, lo cual de ser cierto es el reconocimiento más claro de que los dólares se agotaron.
Para obscurecer más el panorama económico en el futuro inmediato, las cifras de producción petrolera dadas a conocer por la OPEP, indican que se ha registrado una ligera caída en la producción de hidrocarburos venezolanos, de manera que las cifras que está dando a conocer el ministro de Petróleo y Minería, no se ajustan a la realidad y esto implica menos ingresos a la hora de sacar las cuentas.
La otra versión de la cual se infiere que los numeritos que se manejan en materia de ingresos, no se ajustan a las necesidades que tiene el país, es la que circula en el mayor de los secretos y que señala que al parecer el Gobierno estaría buscando apoyo económico y técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual ha circulado en diversos escenarios, sin que algún vocero del ejecutivo lo haya negado, lo que de ser cierto implicaría que la masa no está para bollos.
Alza de alimentos
Mientras que el salario mínimo de los trabajadores se mantiene en 2.973 bolívares, para el mes de enero la Canasta Alimentaria familiar se elevó a 8.590,86 bolívares, lo que implica que para una familia poder acceder solo a la adquisición de la comida, requiere de 2,6 salarios mínimos, de allí que son muchos los venezolanos que en estos momentos se las están viendo negras para por llevar la comida a la casa.
Los economistas han advertido que los desequilibrios acumulados en materia fiscal, monetaria y cambiaria de la última década se manifiestan en una tasa de inflación anual de 56%, una de las más altas del mundo, una escasez desbordada, un déficit del sector público consolidado excesivamente alto, el indebido e inconstitucional financiamiento monetario del BCV del déficit público; sin embargo nada se está haciendo para revertir esta tendencia.
Asimismo, se da como un hecho que la Ley Orgánica de Precios Justos, no es la vía más efectiva para controlar la inflación, por lo que se estima que si no se adoptan las medidas necesarias, la economía venezolana va aceleradamente hacia una hiperinflación.
