La estimulación de los cinco sentidos es fundamental para el manejo y la atención de los niños autistas, y la tecnología forma parte de estas herramientas que pueden ser utilizadas por docentes y padres.
Según María Auxiliadora Campos, magíster en Orientación, este espectro o condición, definido como un déficit en la comunicación, aún se encuentra en estudio por parte de los especialistas, sin embargo se sabe que quienes lo padecen “son seres que pueden dar mucho y merecen ser integrados”.
Las investigaciones desarrolladas por los expertos indican que es posible revertir la condición mediante el uso de la tecnología. “Los autistas son buenos con la tecnología y existen algunos software como los denominados humanix, que consisten en armar rompecabezas y son ideales para trabajar con estos niños, siempre y cuando se manejen de forma adecuada y con la orientación de un especialista que se encargue de comentar al niño lo que va realizando”.
Hay otros programas que sirven para enseñarlos a leer e incluyen juegos de memoria.
Campos aclara que estos programas son costosos y que se requiere un adiestramiento para su uso. “Pero pese a las dificultades económicas, considero que la tecnología debe ser aplicada en todas las áreas y más cuando su fin es ayudar a estos pequeños a salir de su condición. En las escuelas se puede implementar este tipo de tecnología en los laboratorios de computación”.
Intervención temprana
A juicio de la especialista barquisimetana, María Auxiliadora Campos, los niños autistas pueden ser insertados en el sistema educativo formal, dependiendo del nivel que posean.
“Mientras más temprano sea el diagnóstico y la intervención a su condición, mejor será su preparación e inserción social… Lo importante es que ellos se sientan integrados y como parte del grupo de alumnos regulares o normales”.
Y ¿quién diagnostica a un niño con autismo? La responsabilidad es del neurólogo, aunque puede darse una evaluación integral entre psicólogos y psicopedagogos, pediatras y especialistas en dificultades de aprendizaje que puedan determinar algunas de las características del autismo. “Cada caso debe ser abordado por un equipo interdisciplinario y transdisciplinario, basado en el intercambio de experiencias”.
Campos advierte que en ocasiones los padres, representantes o adultos significantes no aceptan el espectro autista de sus hijos, “de allí la dificutad para abordar el problema y solucionarlo”.
Perseverancia, estimulación, dedicación y disposición, tanto de los padres como de los especialistas, son la clave para superar el autismo, que según las estadísticas mundiales afecta a uno de cada 166 bebés.
La condición se puede detectar a los 18 meses de edad y puede confundirse con la sordera, debido a la falta de respuesta que estos niños presentan ante los estímulos auditivos.
“Sus características generales son el deterioro cualitativo de la interacción social, la incapacidad para relacionarse con sus iguales, falta de empatía, carencia de reciprocidad emocional y movimientos estereotipados; además pueden presentar un pitido permanente en los oídos que les da sensibilidad a la audición, evitan el contacto visual con las personas, tienen sensibilidad extrema en la piel y por ello, en muchos casos, rechazan los abrazos”.
Existen diversos tres niveles de autismo que han sido determinados por los especialistas, relata Campos. “Hay quienes dicen que los autistas son inteligentes, pero eso depende del nivel en el que se encuentren y en la mayoría de los casos arrojan un coeficiente intelectual bajo, en 70 o por debajo de 50, cuando nivel el normal es 100”.
Se dice que desde el punto de vista neurológico su causa es un patron anormal de las ondas cerebrales y un menor riego sanguíneo. “Las áreas afectadas son la inteligencia, el lenguaje y la conducta social, por su bajo desarrollo”.
“Hay muchos investigadores que trabajaron con los niños autistas al utilizar el ejercicio de marcha, es decir, los llevaron hacia un campo con muchos obstáculos como piedras, y lograron que salieran del autismo durante varias horas. Se cree que al enfrentarlos con el mundo exterior y promover que intenten defenderse se puede lograr estimular zonas que no están conectadas en los autistas. En el año 2010, un investigador de apellido Pérez utilizó lo que llama tecnología asistencial para compensar las limitaciones funcionales”.
