La resolución del presidente Nicolás Maduro de dictar “normas muy estrictas” para poner fin a lo que considera es el amarillismo en los medios de comunicación, es visto como una excusa para afectar al sector independiente de la prensa nacional, bajo la conclusión de que el registro de hechos que presenta la prensa escrita provocaría las protestas y reclamos de la sociedad, cuando en realidad el clamor popular es originado por la crisis que afecta a Venezuela.
La periodista Gloria Cuenca, profesora de Ética y Legislación de Medios en la Universidad Central de Venezuela, lamenta que a los medios escritos prácticamente “le haya llegado la hora”, al no contar con el acceso a los dólares para la importación de papel periódico, con lo cual ya se estaría limitando la libertad de expresión y el derecho a la información en el país.
Sobre las normativas que el primer mandatario nacional espera dictar en el marco del Plan de Paz Nacional, la catedrática califica la determinación como una nueva arbitrariedad esgrimida con el fin de lograr el cierre de los periódicos, como parte del objetivo trazado hacia la “hegemonía comunicacional” del Gobierno.
La consideración en torno a qué se define como amarillismo también es importante para Silivia Alegrett, coordinadora general de la organización Expresión Libre, quien afirma que para el Gobierno cualquier información que contradiga los intereses del Estado puede ser señalada de “amarillismo”, como pasó en el caso de El Nacional cuando publicó una foto de archivo de la morgue de Bello Monte, para mostrar una situación que fue real e ilustraba una información importante como lo fue la existencia de 15 millones de armas en la calle y sin control alguno.
“La noticia que han debido tomar las autoridades es que la foto nos decía que no hay morgue que aguante la mortandad que vivimos los venezolanos”, expuso.