Encuentro de dos adversarios leales
Causó buena impresión en la numerosa tele audiencia venezolana, este ocasional encuentro entre dos adversarios leales: Henry Falcón, Gobernador del Estado Lara y vocero más calificado de “Avanzada Progresista”, con Aristóbulo Isturiz, dirigente del PSUV y Gobernador del Estado Anzoátegui, a quienes señalo con la caracterización de adversarios, preferible a la de reales enemigo o contrincante, mención de la que en exceso se abusó, en el viejo sistema que debemos abolir decisivamente.
Ambos dirigentes, hicieron galas de buen decir y de mutua tolerancia, en el esclarecedor y sostenido diálogo, en el cual, cada quien desde su perspectiva analizó la problemática política de la nación, dentro de un estilo sosegado, sin frases discordantes y excesivas, que pueden ser augurio y ejemplo, entre dirigentes del oficialismo y de la oposición democrática, en estos alentadores presagios de convivencia cívica y de tolerancia compartida, para estabilidad y lustre de la democracia venezolana.
Ciertamente, en el diálogo que comentamos, participaron, las dos personas señaladas, de quienes es mérito y la disposición de este encuentro inicial, donde se aprecian condiciones y aptitudes para animar debates, de mayor ámbito y dimensión, para un enfoque a fondo de la problemática actual, que conduzca a soluciones justas y apremiantes, de las necesidades y requerimientos impostergables del país nacional.
Sería interesante y oportuno, para limar asperezas por método adecuado, un encuentro, entre el relevante Diputado Julio Borges y el Diputado Presidente de la AN Diosdado Cabello, desprovisto de las relucientes charreteras de Capitán, para entablar un diálogo amistoso y comprensivo, que juzgamos siempre encontrará sitio en hombres capaces para la tolerancia y responsables para la libertad y con lo cual ganará el Parlamento en dignidad institucional y en prestigio de atalaya de la más alta esfera política venezolana. Con orgullo y honra, recordamos el más afirmativo Parlamento Nacional, donde se evocan con leal admiración, los magistrales debates entre Andrés Eloy Blanco, poeta del pueblo y el jurista del derecho social Rafael Caldera, de Jóvito Villalba, del maestro del Zulia, doctor Jesús Enrique Lossada, de Juan Pablo Pérez Alfonso, que legaron lecciones de gloria e ilustración cívica, a los anales políticos de Venezuela democrática.
Nadie discute, que libertad y tolerancia, son ejes de la política en toda nación democrática. Precisamente, miden la magnitud de estos factores, donde la conciencia pública se forma en las fuentes del razonamiento. Son principios que trascienden de este coloquio de altura, sostenido entre los dos debutantes: Henry Falcón y Aristóbulo Isturiz, en aras del aprestamiento y continuidad de un debate de mayores proporciones y similares parámetros cívicos políticos.
Hay para el debate, importante materia de sumo interés colectivo: el régimen político y constitucional, Estado de Derecho, División de los Poderes, Corrupción Administrativa, libertad y seguridad personal, Problemática de los Derechos Humanos la libre expresión del pensamiento y Libertad de Información, Descentralización Administrativa, dan base para un civilizado diálogo, broquelado de buenos modales, cívica tolerancia y de empatía institucional.
Sostienen algunos metodólogos que la democracia es una poderosa fuerza educacional, por lo que se requiere en el dirigente, idónea formación cultural y educativa, por eso los defectos que se imputan a la democracia, no son defectos de doctrina, si no de determinadas condiciones de atraso educativo. Se conceptúa la democracia, similar a un instrumento de absoluta delicadeza, insumisa a la mano torpe que quiere forzarla, aunque necesitada de continuo reajuste, de periódica regulación y de celosa vigilancia. Con razón se afirma, que la democracia es ejercicio providente de hombres civilizados. La democracia es el único sistema político susceptible de absoluta libertad.