La llegada este jueves de un lote de leche, aceite, azúcar, papel higiénico y harina de maíz al Central Madeirense, ubicado en la avenida Los Leones, al este de Barquisimeto, de nuevo puso en evidencia la larga angustia de los ciudadanos frente a la necesidad de adquirir a diario estos productos básicos para el consumo en el hogar, los cuales son distribuidos en algunos establecimientos por temporadas, lo que obliga a las amas de casa a montarles cacería, en un agotador peregrinar por los mercados locales, dentro de una situación económica que empeora y no vislumbra salida positiva en función de garantizarle calidad de vida a los larenses y al resto de la población venezolana.
“Retrocedimos a la era de las cavernas y eso no tiene nombre. Como venezolanos tenemos derecho a comprar lo básico sin hacer colas”, precisó Carol Hernández Saturno.
Lamentó que esta situación conlleva a las madres a dejar a los hijos solos en casa para permanecer hasta más de cinco horas de cola en distintos locales para comprar, y cuando regresan encuentran a los niños durmiendo, sin poder compartir con ellos.
Más difícil todavía les resulta a las madres que trabajan porque no pueden ausentarse de sus labores para hacer colas, expuso.
Acotó que el desabastecimiento le cambió el menú a los venezolanos quienes ahora en lugar de consumir alimentos sanos, come productos chatarra que contribuyen al sobrepeso y las enfermedades cardiovasculares, no quedándoles tiempo para realizar ejercicios y así mantener el peso ideal por estar pendientes de las colas, amén del costo de acudir a una consulta médica y del gasto de medicinas.
Adujo que las frutas y los vegetales no se pueden ingerir porque ninguna institución del gobierno regula sus precios, inaccesibles al bolsillo de cualquier trabajador.
“Jamás recuerdo haber vivido antes una pesadilla como esta”, afirmó, y agregó que realmente el período de este gobierno ha sido tan largo y eterna su pesadilla.
No obstante, aseguró que no pierde la esperanza de que todo cambiará, “pero nos va a costar tiempo y más sacrifico del que hemos tenido”.
Criticó que mientras el gobierno hace creer a la gente que subiéndole el sueldo dos veces al año al trabajador mejorará su economía, por un lado ese poder adquisitivo se vuelve sal y agua con el alto costo de la comida, medicinas y servicios.
Como mujer y ciudadana preocupada por lo que ocurre en el país, recomendó al gobierno nacional que incentive a las personas para que produzcan, y le dé oportunidades al sector privado para que pueda abastecerse de productos de la cesta básica y de materia prima, y de esta manera acabar con las importaciones y elevar el empleo.