Carlos Malavé, conocido por dirigir las películas Por un polvo, Azotes de barrio, Las caras del diablo, La pura mentira, Último cuerpo, entre otras y por su desempeño a la hora de hacer “cine guerrilla” o de bajo presupuesto, con actores de primera línea, calidad y resultados, compartió con EL IMPULSO significativas impresiones sobre el hecho cinematográfico del país a propósito de celebrarse hoy el Día Nacional del Cine, asimismo, dejó ver su preocupación en torno a la problemática del papel que hoy día afecta a diversos medios de comunicación.
Malavé, quien también se ha destacado en la producción de los largometrajes La casa del fin de los tiempos, Cielo oscuro, Muerte en alto contraste, entre otras, a través de la Rodando Films, destacó que el cine venezolano “todavía está por dar lo mejor” ya que a su juicio, “estamos superando la adolescencia para aterrizar en la adultez”.
-¿Cómo califica la época que vive el cine venezolano?
-Lo califico como una etapa necesaria, una etapa a la cual debíamos llegar para empezar a pensar en una verdadera industria. Si habláramos de edades, diría que estamos superando la adolescencia para aterrizar en la adultez, lo que quiere decir que todavía estamos por dar lo mejor.
-¿En qué se parece o diferencia el cine de hoy al de los 70, 80 y 90?
-En esos años se hicieron películas que marcaron y siguen marcando nuestro cine. Las dos películas más taquilleras de nuestro cine son de esa época. Nuestra Cámara de Oro en Cannes es de esa época. Nuestros cineastas más internacionales hicieron sus grandes obras en esas décadas, pero fue un período que murió joven. La diferencia es que ahora hay una ley que da los mecanismo para seguir adelante por mucho tiempo. Además, las nuevas tecnologías dan la oportunidad a más personas de expresarse a través del cine, aquí y en el mundo entero.
-¿Se están haciendo más o menos películas que antes?
-Por algunos mecanismos de la Ley del Cine y el CNAC se hacen más películas que antes y lo mejor es que el cine independiente está creciendo cada año. Aunque en el año 2013 la producción bajó bastante, este 2014 tenemos más de 50 películas por estrenar.
-¿Es suficiente el apoyo por parte del Gobierno, es complicado acceder a esos recursos o hay privilegiados?
-Nunca es suficiente para hacer cine, siempre habrán proyectos más ambiciosos, pero definitivamente la Ley de Cine ha permitido comenzar de nuevo. Los impuestos recaudados por Fonprocine y administrados por el CNAC, la Villa del Cine, las distribuidoras, más el aporte de los cineastas, demuestra que todos juntos, Estado y privados, están haciendo su parte para llevar adelante nuestra cinematografía. No es complicado conseguir recursos, es una cuestión de trabajo y de tener proyectos atractivos en todos los ámbitos, culturales y económicos. La mitad de mis películas las he hecho de manera independiente recibiendo aportes del CNAC para la promoción y distribución. No hay privilegios, conozco muchos cineastas muy Jóvenes y sin carrera previa que han logrado el apoyo del CNAC por ejemplo Alejandro Hidalgo, director de La casa del fin de los tiempos. Es lamentablemente que todo aquel que no recibe apoyo piense que hay una “rosca”.
-¿Cómo repercute la crisis económica en la difusión de la cultura y de nuestra identidad?
-El cine es una de las cosas más dolarizadas que existe en Venezuela, los equipos, las materias primas como la película negativa y positiva, algunas licencias, todo es pagado en dólares. Los mismos técnicos suben sus honorarios cada vez que pueden por la hiperinflación que vivimos.
Aún así, los cineastas lo dan todo por seguir produciendo. Hay que reconocer que el Estado, a través del CNAC y el Ministerio para la Cultura, hace lo posible para que nos se detenga la producción y los estrenos.
-¿Fortalezas de nuestro cine? ¿Debilidades?
-Ahora mismo veo más fortalezas que debilidades, por ejemplo, hemos mejorado mucho en la parte técnica, tenemos excelentes actores y actrices, hay buenas ideas, estamos mejorando los guiones, nos estamos haciendo más internacionales, ganando más festivales y el público nos apoya. La situación económica que vivimos es una peligro latente, no ha permitido que demos el salto a la exhibición digital, pero como ya dije, vamos hacía adelante.
-¿Es posible hacer cine con pocos recursos o es un mito?
-Es totalmente posible porque una película cuesta lo que debe costar y si un cineasta escribe un guión de pocos actores y pocas locaciones seguramente podrá hacerla con muy poco dinero. Yo he logrado hacer películas con ayuda del Estado y con ayuda de los privados, simplemente hay que saber montar proyectos cinematográficos, serios y sólidos.
-¿Proyectos en los que esté trabajando actualmente?
-Estamos trabajando en el estreno de Las caras del diablo 2 que por ahora tiene fecha de estreno para el 2 de mayo. En marzo estaré en el Encuentro Internacional de Coproducción del Festival de Cartagena (Colombia) al cual fui invitado en calidad de observador con mi proyecto Amor en el aire, el cual es una comedia romántica. Hay otras películas que están en desarrollo, en las que soy productor o productor ejecutivo.
-¿Qué opina del éxito de La casa del fin de los tiempos como una de las más taquilleras, de la nominación de Azul y no tan rosa a los Goya y de los diversos reconocimientos que ha alcanzado Pelo malo? ¿A qué se debe?
-Primero me siento muy feliz porque estoy ligado directa e indirectamente a ambos proyectos ya que fui productor de La casa del fin de los tiempos y como coproductor vi nacer a Azul y no tan rosa, ya que tengo una amistad muy bonita con Miguel Ferrari, quien además fue coprotagonista de Último cuerpo, en la que también estaban Guillermo García y Sócrates Serrano. Podría decir que esa camaradería y éxito del filme empezó allí. Creo que en todos los casos, incluyendo Pelo malo, todo se debe a un crecimiento, a una madurez de temas y de maneras de contarlos.
-¿Cómo han repercutido los Festivales de Cortometrajes en nuestra industria cinematográfica?
-Pues de manera positiva, el cortometrajista ve los festivales como una ventana para exhibir sus trabajos al gran público y mientras más festivales existan más directores tendrán la oportunidad de mostrar sus proyectos. Es una obligación de los cineastas establecidos y empresas productoras apoyar al cortometraje. Es la manera que tenemos de devolver muchos favores que recibimos al principio de nuestras carreras.
-¿Cuál es su consejo para quienes quieren hacer cine y para el espectador venezolano?
-Antes yo decía que todo el que quisiera hacer cine debía tomar una cámara y filmar pero me he dado cuenta que es un consejo equivocado ya que antes de tomar esa cámara hay que estudiar mucho, hay que ver mucho cine, hay que leer mucho de política, de psicología, de economía, en fin… tomar una cámara y filmar sin educarse no es más que un ejercicio vacío, algo amateur. Al público le diría que se debe abrir a nuevas experiencias cinematográficas, a nuevas formas narrativas que sin duda son más originales y atractivas que las gastadas ideas que nos llegan desde Hollywood.
-¿Cree que el cine sea una de las causas de la violencia desatada en el país? -¿Hay censura cinematográfica?
-Para nada, la violencia es consecuencia de la educación familiar, de la repetición de conductas de nuestros mismos familiares o amigos. Un padre tiene como responsabilidad vigilar lo que ve o lo que juega su hijo. El Estado tiene la responsabilidad de crear campañas, de crear escuelas, de vigilar lo que se está impartiendo en las aulas. Echarle la culpa a los medios y censurar es el medio más fácil que tienen las personas y el Estado mismo para evadir sus responsabilidades.
-En ese sentido, qué opina del cierre de medios de comunicación impresos por falta de papel periódico?
-Es comparable a que el cine se quede sin material para filmar o capturar. Espero que el Gobierno ponga su mejor empeño para solucionar esta crisis cambiaria así como lo ha hecho en el cine. Al desaparecer las ediciones impresas de los periódicos desaparecerían muchos empleos. Creo que es una situación grave pero temporal y tengo la fe que se solucionará de un momento a otro.
