Es un producto suave que resulta de triturar el coco hasta conseguir una pasta suave. En su proceso no se utiliza calor ni ningún otro procedimiento de manipulación. Por eso es considerado un alimento crudo para quienes siguen dietas restrictivas en este sentido.
Esta mantequilla es altamente calórica, suave, de color blanco, de olor dulce y puede ser usada tanto para ser ingerida como de forma tópica.
Cómo diferenciar la manteca del aceite.
El aceite es mucho más calórico y tiene más grasas perjudiciales que la manteca por el simple hecho de que este último producto conserva un porcentaje muy pequeño de la pulpa de la fruta.
Usos cosméticos de la manteca de coco
Otra cosa son los usos tópicos de este ungüento, el cual conserva todos minerales de la fruta. Ten en cuenta, pues, lo siguiente:
Tiene ácido láurico, un componente que combate eficazmente hongos dermatológicos, baterías y virus, presente, además, en la leche animal. Por eso, tradicionalmente se ha utilizado el ungüento para luchar contra las infecciones leves de la piel.
Estos mismos micronutrientes la hacen eficaz también para prevenir todos los problemas de encías. Hay que untarla por la noche en pequeñas dosis.
El alto contenido en grasa de la manteca de coco te va ayudar a restaurar y arreglar los pelos muy estropellados, resecos o quemados por el sol y/o productos químicos. Es mejor utilizarla como mascarilla mezclada con algún aceite esencial y retirar todo los restos inmediatamente, ya que te puede dar mucha grasa.
La manteca de coco es tan nutritiva, emoliente y suave que sirve incluso para reparar los pies con grietas. También es eficaz para arreglar las manos extremadamente descuidadas.
A no ser que tengas la piel del cutis muy seca, solo debes utilizar la manteca de coco formando parte de mascarillas, ya que te puede dejar la zona con mucha grasa.En los últimos años, la manteca de coco está siendo muy apreciada en los spas y centros de masajes.
De aquí ha pasado a formar parte del ritual sexual de algunas parejas por su agradable tacto y olor.
