El Dr. Gerardo Álvarez, economista y profesor jubilado después de haber sido titular del Decanato de Administración y Contaduría de la Universidad Centroccidental Lisando Alvarado (UCLA), ha dividido en dos etapas las decisiones económicas tomadas, a lo largo de estos quince años, por el gobierno del extinto Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro.
La primera la sitúa de 1.998 hasta el año 2.002 y la segunda, desde el 2.003 hasta el 2.013. Son dos etapas perfectamente diferenciadas.
Propuestas económicas
Cuando el presidente tomó juramento ante una “Constitución moribunda”, precisamente, fue el momento que marcó la impronta de su gestión: la necesidad de crear, lo que él denominó, una nueva república y la necesidad de modificar la Constitución, como en efecto sucedió en el 99.
En ese año se presentó un proyecto titulado La propuesta de Hugo Chávez para transformar a Venezuela, que evidentemente no era de Hugo Chávez sino de su equipo de asesores económicos.
Diversificación económica
El planteamiento más importante fue cuestionar el carácter monoexportador de la economía venezolana y se pronunciaba como línea estratégica desarrollar la diversificación económica.
Esto quiere decir que promovía el estímulo a la producción nacional y que Venezuela tuviera distintos sectores tan importantes como el petróleo.
Haciendo una evaluación retrospectiva quince años más tarde, en el 2014, la economía venezolana en vez de haberse diversificado, lamentablemente, se ha transformado en una economía de puertos. Y el carácter monoexportador que se cuestionaba hoy está más presente que nunca. De cada cien dólares que ingresan al país por divisas internacionales, 96 dependen precisamente de los barriles del crudo.
Barril a escasos 10 dólares
Ese documento planteaba, además, el fortalecimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en aras de la defensa de los precios del petróleo.
Recordemos que en el 98, cuando Caldera concluye su período presidencial, el precio del petróleo se encontraba a 8 dólares el barril. Escasamente llegaba a 10 dólares cuando Chávez arribó al poder. Y con un precio tan ínfimo había que establecer alternativas que generaran mayores ingresos.
Mayor producción petrolera
En ese proyecto del 99, Chávez planteaba el redimensionamiento de los planes y proyectos de PDVSA con la finalidad de adecuar el norte de sus inversiones a la evolución del mercado energético mundial.
El presidente exponía con mucha razón la necesidad de replantear PDVSA con el propósito de que mediante nuevas inversiones esa empresa pudiera producir más crudo en consonancia con la dinámica del mercado energético del mundo.
“Pero, quince años más tarde, evaluando en perspectiva si las inversiones en la empresa petrolera se incrementaron con la finalidad de aumentar el proceso productivo, vemos que sólo fueron buenas intenciones y nada más un enunciado de un proyecto que por dísimiles razones no se pudo concretar”.
Nuevos capitales
Igualmente -y este es otro punto interesante- el presidente planteaba que se le daría prioridad a la inversión privada nacional, mediante un proceso que él llamó de “nuevos capitales nacionales”.
Pienso que en perspectiva hoy en día el Gobierno ha hecho exactamente todo lo contrario, dice el Dr. Gerardo Álvarez. Y los nuevos capitales, desafortunadamente, no han sido los suficientemente generadores de riquezas y empleos como para disminuir la actividad monoproductora, ni han diversificado la producción nacional.
Menos burocracia
En materia fiscal se proponía la disminución del déficit fiscal y una mejor asignación del gasto público.
Esto quiere decir que el Gobierno debería generar mayores ingresos que gastos. El propio presidente señalaba que existían muchos ministerios y que era necesario reducir la burocracia pública.
Desde entonces se ha pasado de 12 ministerios a 30 y, como si eso fuera poco, se han creado 111 vicepresidencias. Esta parafernalia burocrática no contribuye a una mejor asignación del gasto público como anunciaba Chávez en el año 99.
