La política del miedo

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A mediados de los años ochenta existían en Alemania Oriental unos 100.000 agentes de la terrible policía secreta. La famosa Stasi. También contaban con 200.000 informantes.
Al otro lado del mundo, en una pequeña isla del Caribe, tras 55 años en el poder. Más que ningún otro gobernante, Cuba cuenta con 150.000 agentes del G2 (5.000 de los cuales viven en Venezuela) y 400.000 informantes (son conocidos como los chivatos). En la Unión Soviética, en el clímax  de su persecución a la disidencia, la KGB llegó a sumar 1.000.000 de agentes y 5.000.000 de informantes.
Es un fenómeno ineludible de todo gobierno dictatorial, no democrático, perseguidor de la disidencia; la presencia de una masa gigantesca de agentes secretos, espías caseros. En Venezuela hay la fundada sospecha que un grupo importante de mesoneros y damas de compañía son soplones, sapos, de la Disip y del DGIM.
Los episodios frecuentes de grabaciones y filmaciones de actividades de dirigentes opositores, difundidas despreciablemente por el llamado “Sistema Nacional de Medios Públicos” es una prueba indudable de la influencia neocomunista en nuestras policías. El miedo que se genera por saberse vigilado va adquiriendo niveles paranoicos.
Los constantes sapeos de unos rojos rojitos contra otros, siempre sospechosos de “reuniones secretas” con la oposición son el pan de cada día. La Política del Miedo se articula con un sistema de amenazas a veces indirectas, otras más abiertas. La concesión de transmisión de señal televisiva otorgada a Televen les llegó el último día del vencimiento de la anterior, un poco después de las 6 de la tarde. Es lo mismo que sucede con las emisoras de radio. Los principales circuitos radiales son de alguna manera presionados bajo el mismo esquema y sólo logran superar el escollo de la amenaza si permiten que la mitad de la programación de espacios para entrevistas sean dirigidas por periodistas o locutores proclives al gobierno.
La famosa Lista de Tascón, que en respeto a la verdad fue la lista de William Lara, Darío Vivas, Cilia Flores y del propio difunto, quedará para la historia como la primera y más grande política discriminatoria, desigual y excluyente. Son 3.000.000 de venezolanos proscritos de toda relación con el gobierno. Los despedidos de Pdvsa no pueden trabajar en ninguna de las empresas que tengan negocios con el gobierno venezolano so pena que los contratos le sean revocados. Y así se va instaurando una red maléfica de espionaje a los ciudadanos. Una telaraña sombría sobre las empresas y los empresarios.
Aunada a tan ruin actividad los principales dirigentes gobierneros arropan de epítetos, maldiciones y vituperaciones a cuanto cristiano se les atraviese en el camino. Apátridas, especuladores, ladrones, usureros, parásitos son algunas de las palabras más usadas. La asignación de dólares a las empresas y los ciudadanos se usa como otro instrumento de coacción y terror. Si algún periódico nacional o regional no muestra una conducta sumisa y obediente allí está Cadivi para cerrarle el paso y obligarla por la vía del estrangulamiento económico a cantarle loas al gobierno.  El alargamiento inusitado en la aprobación de divisas para que diarios como El Nacional y El Impulso compren las necesarias bobinas de papel para seguir en funcionamiento no es sino una señal inequívoca del régimen para advertirles a los diarios independientes que al gobierno no le importa que cierren sus puertas al igual que no les importó en el pasado el cierre de RCTV.
Todo se va enmarañando. El gobierno aumenta su poder de intervención e intimidación cada día. El Sistema Cubano de manipulación social continúa su camino. Donde haya información allí se instalarán los sapos más fieles para convertir información en datos, datos en políticas, políticas en poder.  En el sistema de identidad venezolana, cédulas  y pasaportes; allí están los cachorros de Fidel. En el sistema de registros y notarías; allí están también los esbirros del G2 Cubano. En puertos, aeropuertos los encontramos de nuevo. En la DISIP y en el GDIM se pasean los espías cubanos como Pedro por su casa. Su avance es firme, seguro, paulatino. Protegidos por el poder central y adscritos directamente a los más encumbrados dirigentes de Cuba.  Desmantelar esta telaraña tomará años. Mientras tanto más de 100.000 cubanos residen en Venezuela y llevan las riendas de varios de los centros vitales; militares y policiales.  Taladran diariamente las organizaciones deportivas, sociales, juveniles. No hay lugar donde no husmeen son sus torcidas formas de manipulación.  Son los mejores herederos de la STASI y de la KGB. Patria y miedo. Patria y engaño. Patria y amenazas. Esas son las únicas y verdaderas consignas. ¿Lo duda usted, amigo lector?

@ssemtei

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