Evo Morales inicia este miércoles su último año al frente del gobierno de Bolivia con el desafío de preservar el rumbo económico y las inversiones, mientras despunta su campaña para los comicios de octubre, en los que buscará prolongar presidencia hasta 2020.
El noveno año de gestión de Morales tendrá un marcado acento electoral, como lo anticipó el propio mandatario, que ya instruyó a sus funcionarios a dedicar la mitad de su tiempo a la campaña política.
«Gran parte de lo que se hará y lo que se está haciendo ya es campaña electoral», dijo a la AFP el analista político Marcelo Silva.
Gabriel Dabdoub, líder empresarial de Santa Cruz (este), capital económica boliviana, afirma que está esperanzado en que este año «se mantenga la sensatez en el manejo de la economía».
«Hay que evitar que las necesidades del proselitismo contaminen las decisiones de la esfera económica» dijo.
Bolivia registró en los últimos años elevadas tasas de crecimiento económico (en 2013 fue de 6,5%) impulsadas por la renta petrolera y los altos precios internacionales de las materias primas, en tanto proyecta para este año un crecimiento de 5,7%.
La política de nacionalizaciones que aplicó Morales generó un enorme aumento de recursos al Estado y, pese a las fuertes críticas, las expropiaciones no desalentaron las inversiones extranjeras en hidrocarburos, aunque tampoco se incrementaron.
Por esto, un reto económico para el gobierno es «garantizar la inversión en exploración y explotación en los sectores de minería e hidrocarburos, y la ampliación de la capacidad productiva industrial y agropecuaria», opinó el economista, investigador y profesor universitario Roberto Laserna, entrevistado por la AFP.
Desafíos
Combatir la inseguridad ciudadana que se vive en varias capitales, una compleja situación en la administración de justicia, la corrupción y el narcotráfico, aparecen como asuntos prioritarios para el gobierno, según los analistas.
El tráfico de drogas surge como un desafío mayúsculo para Morales pues la oposición le cuestiona que el narcotráfico aumentó desde 2006, así como la presencia de cárteles colombianos o mexicanos.
El gobierno encara la lucha antidrogas con sus propios recursos desde la expulsión en 2008 de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) acusada de complot contra el gobierno.
Morales intenta sostener su campaña electoral con anuncios de obras relevantes, como el teleférico que unirá las ciudades de La Paz y El Alto, el satélite boliviano recientemente lanzado en China, así como la mayor inserción internacional del país, que este año recibió el Rally Dakar y organizará en junio la cumbre del G-77, de países en vías de desarrollo, comentó Silva.
Morales pretende lograr una «holgada mayoría parlamentaria que le permita gobernar sin mayores obstáculos» y para ello desea conquistar el voto de la clase media, la «más desencantada con las políticas gubernamentales», señaló.
Campaña sin Chávez
Evo Morales encabeza desde 2006 un gobierno de izquierda que mantiene una posición crítica frente a Estados Unidos, y cuenta entre sus aliados a Irán, Venezuela y Cuba.
La campaña electoral de este año será la primera sin la presencia del fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez, quien fuera el socio estratégico regional más importante de Morales.
El presidente boliviano llegó al poder en 2005 tras arrollar con el 54% de los votos. Revalidó el cargo en 2009 con un 64% de apoyo y llama ahora a sus adherentes a lograr el 74% de la votación, lo que le permitiría ser reelegido sin acudir al balotaje, instancia en la que la oposición podría enfrentarlo con mayores posibilidades.
Morales inauguró en 2010 lo que presentó como su primer mandato bajo una nueva Constitución, que modificó la denominación de «República de Bolivia» por «Estado Plurinacional», reconociendo a 36 naciones indígenas.
Morales, un ex dirigente cocalero y primer presidente indígena de Bolivia, aspira a lograr así un tercer período que le autorizó el Tribunal Constitucional, aunque la oposición asegura que su postulación contraviene la Carta Magna que permite sólo una reelección consecutiva.