Reflexión
Un amigo muy cercano, fiel, defensor y ávido lector del Diario EL IMPULSO y de mis artículos. Que también me informó que se había “bebido” mis dos libros, me preguntó si podía existir la ignorancia intelectual. La verdad, me pareció una pregunta un poco rara, pero traté de razonarla. Le dije de manera firme. ¡Claro que existe! Por cuanto, la ignorancia no es un calificativo, sino más bien un estado mental relacionado al conocimiento. Y nadie tiene el conocimiento total de las cosas, sino Dios. Y tú, lo puedes constatar con intelectuales y letrados, los cuales son conocedores de muchas cosas donde son especialistas, pero a la vez son ignorantes de tantas otras. Los políticos también son una muestra evidente de lo que te estoy diciendo. Son gente estudiada y egresada de universidades, hasta en el extranjero y dan muestra de una ignorancia que asusta.
Por otro lado, debo decirte, que la fuente de la verdadera sabiduría no está en la mente del hombre, sino en la mente de Dios. Y son innumerables los intelectuales que la desechan, por cuanto se vuelven absolutamente racionales, desperdiciando, tristemente, el alimento y desarrollo de su intelecto. Ignoran lo que Dios dice. “Porque el Señor da la sabiduría, de su boca nace el conocimiento y la inteligencia. (Prov.2:6). «El temor de Jehová es el principio de la sabiduría» (Prov. 9: 10). Le dije, Dios sigue ilustrándonos. . “Hijo mío, guarda mis razones, y atesora mis Mandamientos en tu mente. Guarda mis Mandamientos y vivirás, sea mi Ley como la niña de tus ojos. Lígalos a tus dedos, escríbelos en las tablas de tu corazón. Di a la sabiduría: «Tu eres mi hermana», y a la inteligencia llámala parienta, para que te guarden del mal.” Prov.7:1-5.
El término árabe ‘Aql suele ser traducido por intelecto o inteligencia (por razón). Se dice, que es la capacidad humana para comprender y razonar.
Se define como entendimiento, inteligencia. En su sentido más común se considera como facultad de pensar. Pero muchos intelectuales no se detienen a pensar y a razonar la posibilidad de entender que la verdadera sabiduría emana de una mente superior a la del ser humano: DIOS. Entonces la desechan, sin darse a sí mismo una oportunidad de asimilarla. Y eso en nuestra opinión es triste ignorancia. Se privan de llevar a sus vidas la Ciencia de la Salvación, para que produzca cambios importantes que den un nivel de vida más elevado. Rechazan la realidad, que el conocimiento, la inteligencia y la sabiduría, sino aportan bienestar al ser humano es simplemente un desperdicio.
Entonces, sí existe ignorancia intelectual. Ojalá nadie vaya a ofenderse. De corazón, no es la intención. El objetivo es poder llamar la atención del lector hacia el asunto más trascendente del universo. Hacia la situación más compleja y simple a la vez en la existencia humana. Hacia el origen de todos los males que aqueja al hombre sobre este miserable planeta: El Pecado. Y pueda llevarnos al tema de la Salvación y la Vida Eterna. Por cuanto pareciera, que mientras más sabemos y estudiamos. Mientras más profundizamos en la ciencia y las filosofías. Mientras más creemos que sabemos demasiado, más ignorantes nos volvemos, en relación a aceptar que nada se mueve en el universo. Nada sucede en la vida de los hombres. Y nada pasa dentro de nuestros pensamientos sin que nuestro DIOS lo sepa.
Cuando el filósofo Karl Mark afirmó que la religión era el opio de los pueblos, tenía razón. Venía de una experiencia vivida por cientos de años durante la Edad Media a través del cual no se podía afirmar otra cosa. Y el dominio que existió y que dio lugar a tanta locura religiosa en aquel tiempo, mantiene sus coletazos hoy. Pero las religiones necesariamente no representan el ideal de Dios. La mayoría se han convertido en instituciones que practican el Evangelio como mejor les conviene y no como Dios lo ha establecido en su palabra. Han sustituido los designios de Dios, por inclinaciones personales y es por ello que en la actualidad, igualmente hay razones para que los filósofos, fundamentados en esas experiencias, sigan descalificando la Palabra de Dios. Y no dejan de tener razón. Seguiremos sobre el tema.
!Nos encontramos el martes que viene, con el permiso de Dios!. “La historia de Sócrates, que nadie se atreve a poner en tela de juicio, no está tan comprobada como lo está la de Jesucristo».
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William Amaro Gutiérrez
