El misterio de lo invisible es el nombre que recibe la exposición de Néstor Betancourt, individual que toma los espacios de Ámbitos Fundación para las artes.
En esa búsqueda de la mezcla justa entre la lógica y la irrealidad el artista trasgrede el color y crea figuras de forma real y de texturas fantasiosas.
Como una muestra de la evolución de su pintura Betancourt presenta esta exposición colmada de texturas y sensaciones que evocan realidad y fantasía, compañía y soledad. En esta propuesta el misterio se presenta entre lo oculto y lo revelado, entre las sombras iluminadas y medios tonos hechos color.
El artista se atreve a desintegrar la carne humana para hacerla vegetal y representar a la Diosa de la Primavera, entre otras figuras femeninas, que son concebidas en ambientes que pierden sentido sin la presencia del elemento humano.
Son la mente del hombre y la percepción particular las que dan sentido a las obras de Betancourt.
De esa infancia acompañada de su padre y de las películas de Pedro Infante toma el concepto de las viudas y lo hace parte de su discurso plástico al representar a través de sus pinturas mujeres concebidas entre la realidad y la fantasía.
Espacios vacíos e indefinidos simbolizan la soledad en la obra de Néstor Betancourt, quien también toma a las infantas de la realeza como figuras de su obra.
El violeta y la fantasía
El correcto uso del color imprime sentido a la obra de Betancourt, que toma las tonalidades violetas y las complementa con el amarillo como máxima luz de sus obras.
El interés del artista se centra en buscar esas armonías y mezclas de semitonos, y el desarrollo del volumen, integrado a escala de colores y el claro oscuro.
Esto a través de una pincelada minuciosa y detallada que permite al espectador hallar con cada mirada un nuevo elemento para interpretar, sin transgredir la forma de los rostros que pinta Betancourt, quien no desea imitar la fotografía con su trabajo.
Se trata de la segunda exposición individual del artista, quien ubica a sus figuras en espacios reales no lógicos.
La exposición cuenta con el trabajo museográfico de Al Vanegas y la curaduría de Claudia Salmón.