Venezuela está obligada a jerarquizar lo verdaderamente importante y nada es más importante para un país que su educación.
Un país educado se blinda contra la corrupción, contra el fanatismo político, es productivo, se hace naturalmente próspero. Son varias las naciones que tienen la educación obligatoria para los niños y adolescentes, al menos hasta la tercera etapa (bachillerato), y los resultados obtenidos son sencillamente extraordinarios. Posteriormente, las carreras universitarias no son obligatorias, pero se prestan todo tipo de facilidades y apoyos públicos así como privados, a fin que los jóvenes se alienten continuar en su educación formal.
El último párrafo del artículo 3 de nuestra Constitución índica que la educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar los fines expresados en la carta magna, pero ¿en verdad lo son? Basta observar la mayoría de las escuelas, liceos o universidades públicas para dudar si lo que se está viendo son centros de enseñanza o cárceles características de nuestro sombrío sistema penitenciario, pues las infraestructuras deterioradas y sucias confunden fachadas, además que internamente existe todo tipo de privaciones, desde servicios básicos, materiales, equipos e instrumentos indispensables para el proceso de aprendizaje.
Así mismo, los salarios de los educadores se encuentran entre los peores ranqueados en la escala de sueldos profesionales. Pero ¿sabe usted algo? lea por favor los artículos constitucionales 102, 103 y 104 le aseguro se sorprenderá; efectivamente según nuestra constitución la educación es obligatoria hasta el bachillerato, debiendo ser impartida por personal idóneo.
Es obligación del Estado (a través gobierno) mantener la calidad óptima de los centros educativos públicos, con infraestructura impecable, excelentemente equipados, así como con todos los servicios básicos y demás requerimientos como transporte, alimentación y atención primaria de salud.
Lo triste del caso es que en Venezuela abundan inagotablemente todo tipo de recursos naturales ¡somos ricos! al menos en ese sentido, podríamos contar con un sistema educativo incluso mejor que el descrito en la constitución… pero tenemos la peor pobreza de todas ¡la mental! reina el conformismo, la cultura del Estado dadivoso, para colmo de males, hacemos de los gobernantes el epicentro social ¿qué podemos esperar? Hoy vivimos la consecuencia de haber descuidado nuestra educación, nada cambiará hasta que la hagamos nuestra principal riqueza.
@leandrotango