PARANINFO
Que hermoso país nos pintó Nicolás. Vámonos pa’lla. Comunas o nada. Nada
Yo me inscribo entre los que creen que los partidos políticos son parte esencial, más bien vital, de una democracia, al punto que me atrevería a decir que sin ellos la democracia no sería tal, al menos como se conoce en Occidente. No importa que la democracia sea representativa o participativa. En los últimos años en Venezuela ha habido una tendencia, por parte de la sociedad civil, de tratar de minimizar a los partidos políticos; y una del partido único, por parte de la “revolución socialista”. Esto ha traído como consecuencia que los partidos políticos democráticos, es decir los que están en la oposición, hayan disminuido su importancia en la actividad política mimetizándose, si se me permite la expresión, en una organización unitaria, en este caso la MUD, para poder enfrentar al partido único del gobierno y tratar de influir en el electorado y en las decisiones de la República. Tarea nada fácil dado el poder que ha venido acumulando el PSUV, donde se confunde partido y gobierno, o más bien partido y Estado, y lo difícil que es poner de acuerdo a tantas tendencias políticos, muchas de ellas diametralmente opuestas, y la inexperiencia de sectores de la sociedad civil que actúan en esa mesa unitaria. Hasta las tarjetas y símbolos de identificación de los paridos han sido desplazadas. Hacer un diagnóstico de los resultados de este proceso tampoco es fácil. Hay muchas opiniones al respecto. Y me inscribo en el lado positivo.
Recientemente hemos leído unas declaraciones públicas del secretario general de Acción Democrática, Henry Ramos, donde hace una crítica y autocrítica de la MUD y del papel de su partido, e indica que planteará su salida de ella. Entiendo que sin ánimo de romper la unidad sino más bien para permitir una reestructuración de la misma. De concretarse esto, creo que es el momento oportuno para desempolvar la propuesta formulada hace ya un tiempo por Antonio Ledezma de unificar la socialdemocracia, unido al contenido de la carta a los Socialdemócratas publicada por Leopoldo López, donde invita “sin sectarismo y abiertos al debate a quienes comparten esta corriente del pensamiento político criollo”.
En nuestro país hay un número importante de partidos políticos enmarcados dentro de la ideología de la socialdemocracia, varios de ellos nacidos de divisiones de Acción Democrática más por cuestiones de liderazgos personales que por cuestiones de fondo ideológicos. Por eso creo que no sería descabellado en estos momentos de profunda crisis política por las que atraviesa el país, que los principales dirigentes de los partidos socialdemócratas comenzaran un proceso de discusiones amplias, abiertas, sinceras, apartando mezquindades y posturas personalistas, poniendo por encima de todo el interés nacional y la urgencia de evitar que el castro comunismo se instaure definitivamente.
Desde esta columna hacemos un humilde, sincero y desprejuiciado llamado a la alta dirigencia de Acción Democrática, partido en el cual milito, de Un Nuevo Tiempo, de Alianza Bravo Pueblo y de Voluntad Popular, entre otros, para que se acuerde en un programa de discusiones que permita el análisis franco de la posibilidad de reunificar a todas las corrientes socialdemócratas, en una gran organización capaz de asumir el liderazgo de la oposición democrática venezolana, con vocación real de poder, aglutinando a las grandes mayorías nacionales, que en algún momento comulgaron con estos planteamientos ideológicos. Adaptando a los nuevos tiempos las palabras de don Rómulo Betancourt, sectarismos aparte, de que socialdemócrata es socialdemócrata hasta que se muere. Iguales consideraciones podrían ser válidas para aquellas organizaciones políticas enmarcadas dentro del socialcristianismo. Urge en estos tiempos la unidad a un nivel superior. Tienen la palabra Henry, Antonio, Leopoldo, Manuel y otros cuantos.