Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad y donde finaliza el Dakar, bajo examen

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El casco histórico del puerto chileno de Valparaíso -famoso por las coloridas casas que cuelgan de sus más de 40 cerros y donde finalizará el sábado el rally Dakar-2014-, lucha por no perder su condición de Patrimonio de la Humanidad.

La competencia automovilística, que partió el 5 de enero en Argentina, finaliza la tarde del sábado con una premiación en la Plaza Echaurren de este puerto, ubicado a 120 km al oeste de Santiago.

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Pero en el mismo escenario donde harán su llegada triunfal los vehículos, la construcción de un gran centro comercial en el borde costero de la ciudad mantiene enfrentados a sus habitantes.

Las voces se dividen entre quienes piensan que cambiará el paisaje de una de las principales postales del país, poniendo una lápida a la condición patrimonial que obtuvo en 2003 por parte de la UNESCO, y quienes entienden que sus consecuencias económicas valen la pena el riesgo.

En el ingreso al denominado Muelle Barón, un amplio sector luce hoy tapiado por gruesos paneles de madera. Hace unos meses se iniciaron las obras de construcción del centro comercial, pero un recurso judicial -sustentado en la carencia de un estudio arqueológico- logró paralizar los trabajos.

En noviembre, una misión técnica de la UNESCO recorrió el lugar junto al casco histórico para evaluar su estado de conservación.

En los próximos meses deberían conocerse las conclusiones de ese informe, que podrían poner en peligro, una década después de conseguirla, la condición patrimonial de Valparaíso.

«Valparaíso es una ciudad que le queda mucho por recorrer. Tenemos recién 10 años de patrimonio (…) y yo creo que como todas las etapas a los 10 años hay una cantidad de cosas que están por hacerse, otras que están partiendo y otras que ya están en su etapa de término», dice a la AFP el alcalde del puerto, Jorge Castro.

«Creo que lo que va a consignar el informe final (de la UNESCO) es que hemos hecho esfuerzos y mucho empeño y hemos tratado de sacar un trabajo adelante en una ciudad de que por sí es muy compleja», agrega el alcalde.

Un centro comercial en discordia

Las obras paralizadas del centro comercial son hoy un reflejo del devenir de Valparaíso, visitada por miles de turistas que se maravillan con la loca topografía que conforman sus 44 cerros, desde donde cuelgan miles de casas multicolores, a las que se acceden por interminables escaleras, añosos ascensores y estrechos pasajes.

Pero el puerto es también una ciudad con una pobreza por sobre la media nacional y que debe hacer frente a las vicisitudes de su geografía.

Precisamente los casi 150 millones de dólares que suponen como inversión el centro comercial y los cerca de 4.000 empleos que creará a lo largo de su construcción y cuando esté funcionando son para el alcalde de la ciudad el mejor argumento para defender su instalación.

Con ello, explica, podría mejorar las deficientes arcas del municipio que le impiden hacer frente a los problemas más urgentes de la ciudad, como el aseo y la recolección de la basura, especialmente difícil de retirar en los cerros, donde proliferan los basurales.
«Su construcción tiene que ver con una mirada muy simplista del crecimiento de la ciudad», critica el economista y activista en contra de la construcción del centro comercial, Camilo Vargas.

«Pensamos que para Valparaíso existen unos usos mucho más importantes que ese mall (centro comercial) y que hay otras zonas en la ciudad, especialmente en la periferia, que sirven mucho mejor para instalar un mall», explica a la AFP.

La belleza de un lugar único

En el siglo XIX, inmigrantes europeos llegaron a este puerto para comenzar una nueva vida, convirtiendo a la capital en el lugar más cosmopolita de un país muy aislado. Ahora son turistas los que arriban atraídos por la conservación del antiguo esplendor que llegó a tener cuando era el puerto principal del Pacífico sur.
Hoy Valparaíso no es el principal puerto de Chile. Ese lugar se lo arrebató su vecino puerto de San Antonio. La ciudad alberga una amplia oferta universitaria y tiene en el turismo una de sus principales fuentes de recursos.

Los lugares más visitados de Valparaíso son La Sebastiana, una de las tres casas del poeta y premio Nobel chileno Pablo Neruda, enclavada en el Cerro Florida y desde donde puede divisarse gran parte de la bahía, junto al cerro Concepción y el cerro Alegre, donde se suceden los hoteles ‘boutiques’, los restaurantes, salas de artes y cafeterías.

Para llegar hasta acá muchos usan el ascensor Reina Victoria, uno de los pocos centenarios elevadores que hoy funcionan plenamente, como una alternativa para subir o bajar de los cerros y que constituyen uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.

Movidos primero a fuerza hidráulica, luego a vapor y hoy a electricidad, alguna vez llegaron a funcionar 30 ascensores en Valparaíso. De ellos hoy, sólo lo hacen cinco y otros cuatro están en reparaciones, en el marco de un programa estatal de recuperación.
Para subir o bajar desde el Reina Victoria se deben pagar 100 pesos (0,20 centavos de dólar). El trayecto dura apenas un par de minutos, pero cuando se alcanza su cima es posible apreciar todos los contrastes de Valparaíso: a un costado, las blancas tumbas del Cementerio Disidentes y las empobrecidas casas multicolores y de otro lado bahía y la incesante actividad portuaria.

 

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