La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cuya nación acoge la Copa del Mundo este año, y el presidente de la Fifa, Joseph Blatter, se reunirán la próxima semana en Suiza después de que ambos protagonizaran roces por retrasos en la organización.
Está previsto que la gobernante aproveche su viaje a la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, para sostener un encuentro con Blatter, en Zurich, según confirmó el viernes la presidencia a la AFP.
De acuerdo con el diario O Estado de Sao Paulo, la cita de ambos ocurrirá el jueves 23 de enero en la sede de la Fifa, y servirá para «sellar la paz» después de las críticas que Blatter hizo sobre los retrasos en las obras de Brasil para recibir a la Copa del Mundo, y que los enfrascó en un intercambio de comentarios.
A principios de año el mandamás de la FIFA sostuvo que «Brasil acaba de darse cuenta, comenzó demasiado tarde. Es el país con más retraso (en los preparativos del Mundial) desde que estoy en la FIFA y era el único que tenía tanto tiempo [siete años] para prepararse».
Aquella declaración que Blatter ofreció a un diario suizo, motivó una respuesta de la mandataria brasileña.
«La demanda de entradas para los juegos – la mayor en todas las copas – demuestra que los hinchas del mundo entero confían en Brasil», aseveró. «Los brasileños inician el 2014 confiados en que acogerán la ‘Copa de las Copas'», insistió Rousseff en su cuenta de twitter.
Poco después, también por twitter, Blatter, reculó. «Coincido con los comentarios de la presidenta Dilma Rousseff sobre la Copa 2014. El Mundo está esperando por la Copa de las Copas. Brasil será un óptimo anfitrión», dijo.
El Mundial se disputará del 12 de junio al 13 de julio en 12 ciudades brasileñas. Hasta ahora sólo se han entregado seis estadios y los otros están en obras con plazos de entrega que se han extendido en varias ocasiones.
Además hay fuertes atrasos en la modernización de sus colapsados aeropuertos y proyectos de movilidad urbana fueron finalmente descartados.
Hace poco más de un año, el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, dijo que Brasil necesitaba de «una patada en el culo» para avanzar rápido con los trabajos, y durante el 2013, en sus visitas, había insistido que aún faltaban cosas por hacer.
Los comentarios despertaron una fuerte crisis que terminó sólo con una disculpa pública de la entidad en aquella época.