Crónica urbana – Mucho por hacer

Esta Barquisimeto histórica de relieves económicos, culturales y deportivos, de elevada fe en su Virgen Divina Pastora, tiene ahora un nuevo alcalde. Es el ingeniero Alfredo Ramos, político de amplia trayectoria en sostenidas labores sociales a través de un liderazgo sindical y parlamentario, extendida esa lucha hacia populosos barrios donde habitan urgentes necesidades humanas.
Es un reto serio el que asume este líder social, electo por mayoría indiscutible en los comicios municipales en diciembre último, pues se convierte en gerente de una ciudad con muchas dificultades, heredadas de las autoridades salientes. Sin embargo, su experiencia al momento de dialogar, de concertar con diversas entidades para lograr el bien común, son buenos indicios.
Además, el nuevo alcalde Alfredo Ramos sabe que una buena gerencia se afianza en prioridades, es decir, en esa realidad que a diario vive y siente la gente, el ciudadano común, cotidianidad que a veces ahoga cuando se descuida la atención. Y en este sentido existe “la herencia” de varias realidades que están asfixiando a Barquisimeto.
Entre esos puntos que claman por un pronto miramiento está en primera fila el aseo urbano, servicio que debe lavarle la cara a la ciudad empleando todo el esfuerzo posible. Es algo que la gente reconocería en el tiempo, como ahora alaba el trabajo del ingeniero Omar Montero, otrora presidente del Concejo Municipal de Iribarren, quien en su gestión convirtió a Barquisimeto en la urbe más limpia del país. ¿Cómo lo hizo? Sería importante acercarse a esa experiencia.
También el ciudadano usuario de las calles de Barquisimeto sufre a diario el suplicio de andar sobre huecos, aquí, allá, en todas partes. Ese desastre urbano no sólo provoca daño a los carros, sino un agrio malestar a sus conductores, en particular a quienes manejan unidades de transporte colectivo. Para acometer ese problema de calles rotas el alcalde Ramos debe mantener en permanente acción la Empresa Municipal de Ingeniería y Conservación del Ambiente, ahora bajo la dirección del experimentado ingeniero José Vásquez.
Otro día a día del barquisimetano es sobrevivir en una ciudad llena de carros y de gente, ahogada entre ruidos y anarquía vial, sobretodo en las calles del centro. Por la carrera 19 circulan casi todas las rutas autobuseras, rodando en perenne forcejeo laboral sin respetar paradas ni pasajeros. Urge entonces una reorganización en la prestación de servicios de todas las rutas, además de devolverle el flechado este-oeste a la carrera 21 y buscarle solución a las colas automotores, estresantes en muchas zonas urbanas y extra urbanas. Eso sería una principal tarea de la Autoridad Metropolitana de Transporte y Tránsito, hoy a cargo de la licenciada Norah Farías.
Hay mucho por hacer, y entre otros asuntos que debe abordar sin pausas el alcalde Alfredo Ramos, están: atención social, seguridad, economía informal (buhoneros), desarrollo industrial, vivienda, cultura y deporte, éste como programa de prevención. En estas áreas se ha conformado un equipo donde figuran conocidos  profesionales con vocación de servicio público, entre ellos: Humberto Agudo, Juan Carlos Pariacano, Giomar Rojas, Daniel Canónico, Víctor Lucena y Valentina Castellanos, teniendo como director general al abogado José Ignacio Guédez.
Esta columna, cuya motivación esencial es comentar acerca del hecho histórico de la ciudad, sale hoy de ese cauce con este escrito de actualidad, tema municipal que con el tiempo formará parte de la historia. Y para bien de Barquisimeto, es hora de trabajar con eficiencia para que esa historia sea positiva. Buena suerte.