Barquisimeto extiende hoy hasta Santa Rosa una alfombra amorosamente tejida en hilos de oro y rosas de devoción, para recibir en su procesión 158 hasta la Catedral de esta ciudad, la imagen sagrada de la Divina Pastora. Se cumple así una nueva expresión de fe que naciera tras el milagro de la Virgen, ante la imploración del padre José Macario Yépez, quien se ofreciera como víctima propiciatoria, con tal de ser la última, en medio de una población diezmada por la epidemia de cólera.
Año tras año el fervor crece. Un mar de almas acompaña agradecida a nuestra patrona espiritual desde el emotivo instante en que abandona temporalmente e su morada, para recibir las muestras de veneración de una muchedumbre que, junto a la de aquí y la llegada en buena parte de los más apartados rincones del país, y del mundo entero, este día deja a un lado sus diferencias más enconadas, con el propósito de estrecharse en una abrazo de hermandad cristiana.
Salve Divina Pastora