El deterioro de la red de autopistas y carreteras sigue siendo la evidencia más contundente de la crisis de la infraestructura que afecta a Venezuela: deterioro de las vías, ausencia o deficiente señalización, iluminación, drenajes y servicios de vigilancia y asistencia vial y de atención de emergencias por incidentes viales, como se acaba de poner en evidencia en el recién asesinato de Mónica Spear y su esposo, en la autopista Valencia-Puerto Cabello.
Otro signo es la creciente congestión vehicular en las principales ciudades del país, que se traduce en pérdidas económicas para la nación y altos costos para los usuarios, que sufren largos tiempos de viaje en un sistema precario de transporte que privilegia al vehículo particular y no brinda opciones de transporte público eficiente y de calidad.
Muchas promesas en vialidad y transporte hechas por el gobierno han sido incumplidas. Son los casos, por ejemplo, del sistema ferroviario Caracas-Guarenas-Guatire, cuyas obras iniciaron en 2007 y debió estar operando en 2012; la autopista La Verota-Kempis de la que solo se han construido 4,4 km de sus 36 km y que debió culminarse en 2012; la Línea 5 del Metro de Caracas, cuyas obras se iniciaron en 2007 y aun no culmina su construcción, al igual que las obras del Metro de Valencia, Los Teques y Maracaibo.
Es grave el deterioro que han sufrido los cuerpos de efectivos de circulación al homologarse a la Policía Nacional Bolivariana. El Cuerpo de Vigilantes de Tránsito Terrestre, muy menguado, apenas se da abasto lo que sin duda va en detrimento de la gestión del tránsito, cada día más anárquica. El reglamento para regular a los motorizados, promulgado en Gaceta oficial desde octubre 2011, ha quedado en el papel; más de 3 motorizados fallecen diariamente y cientos llegan a los hospitales.
En 2013 el presupuesto asignado para mantenimiento en materia de transporte y vialidad fue menor al de 2012. En 2013 no se avanzó en las grandes obras para la Venezuela del futuro, para dentro de 20 a 25 años. La red de carreteras rurales se ha venido deteriorando lo cual dificulta y encarece el transporte de la producción agropecuaria hacia los centros de consumo. En los últimos catorce años la red vial del país apenas ha crecido menos de 1%.