El 2013 cerró con cerca de 25.000 homicidios, superando los 21.000 asesinatos de 2012 y los 19.000 de 2011. Son – registrados por el Observatorio Venezolano de Violencia – 79 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. Estamos, pues, entre los 5 países más violentos del planeta Tierra y el segundo peor de toda América detrás de Honduras. Aun sin estas cifras la realidad la conocemos, porque la vivimos todos. Un brutal asesinato de una joven y admirada actriz, ex Miss Venezuela, y de su esposo delante de su pequeña hija de 5 años, desata la indignación nacional comenzando este año nuevo. Es el tipo de casos que son detonantes de una indignación contenida, debido a la violencia impune ante la cual sólo hay indolencia – cuando no complicidad – de las autoridades. Todos tenemos familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo o estudios víctimas de esa violencia que nadie detiene. Y más del 70% de los homicidios no llegan a sancionarse.
Pues bien, la actriz Mónica Spear, quien trabajaba en el exterior, decide pasar las navidades en su país, Venezuela. A podido ir a cien destinos agradables y seguros en el mundo. Quizás la nostalgia. Quizás el amor por tantas cosas hermosas de aquí. Un viaje en carro, por los Llanos, los Andes. Disfrutando. En la autopista Valencia- Puerto Cabello, mientras esperan el auxilio de una grúa son asaltados por una banda y abaleados. Como le ha sucedido a cientos de familias en esa y otras vías. La pareja muere. La niña herida. Cinco detenidos: una muestra sociológica de la Venezuela violenta e impune. Dos menores de 15 años, nacidos y criados en “revolución”, para quienes matar un ser humano es un acto rutinario. Otro, mayor de edad pero joven, tiene 8 entradas policiales por hechos graves, pero – como tantos- estaba libre. De nuevo la impunidad…
Una vivencia personal. En mi condición de diputado al Congreso de la República me tocó transitar con frecuencia por la Autopista Rafael Caldera y la Regional del Centro. Cada tantos kilómetros habían puntos de control con teléfonos celulares de emergencia, puesto policial y de transito, grúas. Labor mancomunada de las Gobernaciones de Yaracuy (Lápiz), Carabobo (Salas), Aragua (Tablante), y Miranda (Mendoza), concertada además, con los gobiernos nacionales. Cada uno de filiación política diferente. Uno los veía actuar apoyándose mutuamente en los accidentes. Excelente el pavimento. Buena iluminación y visible el “rayado”. Uno podía viajar por allí a medianoche. Y se sentía seguro. La “revolución” acabó con todo eso. Hoy transitar de noche Barquisimeto-Caracas es una aventura indeseable. Todo abandonado. Miraflores le quitó la administración de las autopistas y carreteras a las gobernaciones. La obsesión burocrática centralista liquido el avance de la descentralización. Monica Spear no contó con nada de aquello.
¿Politización? la muerte de Mónica, como la de 25.000 compatriotas asesinados el 2013, no es algo que “cae del cielo”. No es algo “que pasa en todos lados”. Es el resultado de políticas públicas o de la ausencia de ellas. Su causa es política. En Nueva York, ciudad con fama de violenta por muchos años y con tantos habitantes como la mitad de Venezuela, hubo 413 asesinatos en 2013. Muchas cosas hicieron para transformar la vida en positivo. Medellín era de las ciudades más violentas del mundo. Hoy tiene menos de una cuarta de los homicidios que Caracas en proporción a sus habitantes. Toronto de la capitalista Canadá tuvo sólo 53 homicidios en todo el año y tiene más habitantes que Caracas. Madrid solo 34 crímenes en todo 2013. En toda Colombia con el doble de población que Venezuela, con todo y las FARC, el narcotráfico, más los que queda de los paramilitares hubo 14.000 homicidios. Aquí 25 mil. Todas esas ciudades nos demuestran que si es posible reducir la criminalidad. En 1988 hubo 4.500 homicidios en Venezuela. Tras 15 años de “revolución” la cifra se quintuplicó. Retroceso grave… ¡Renuncien!
Politización roja rojita sí: el gobierno pareció querer ignorar el impacto del suceso. Luego, al evaluar la indignación nacional, mando a sus “artistas” a condolecerse pero sobre todo a “repudiar la politización del caso” y dar cifras de cómo – según ellos – ha bajado la inseguridad. O sea, los dos o tres artistas gobierneros politizaron el asunto a su manera, haciendo ver que “es un caso aislado” y a usar la antipolítica como arma para frenar la ira, el dolor y la protesta. Son deleznables.
Varios ministros deberían renunciar. El responsable de la “seguridad”, que sólo hace propaganda y nada efectivo. La de las cárceles, cuyo desastre es total. La de “la lista fascista” que criminaliza al opositor que viaja pero oculta a los viajeros vagabundos doble moral de la cúpula roja. El ministro que intenta tapar el caos de la criminalidad bajo una consigna de “ país chévere” – el de la risita burlona en CNN al negar la inseguridad en Venezuela – que en realidad Venezuela lo es, salvo por las graves circunstancias actuales a que nos han llevado las desastrosas políticas del “socialismo del siglo XXI”. Renuncien…