Las voces de Penélope
Hace bastantes años, catorce para ser precisos, escribí sobre lo vivido por quienes en lugar de disfrutar la ciudad, la sufríamos. Me quejaba de su belleza perdida y de la desmemoria de quienes una vez elegidos alcalde o gobernador, inmediatamente caían en la más absoluta sordi-ceguera.
Mirando las cosas a distancia, después de la abrupta salida de la Alcaldesa, cuyo desempeño y uso de los dineros públicos deja mucho que desear, confirmamos que en estos años, las cosas se complicaron más. La ciudad padeció de un anonimato no visto antes durante el silencioso período de los Reyes, cuyo gobierno, una vez perdida la gobernación se mantuvo en las sombras y con presupuesto paralelo. De allí que aún no sabemos si las competencias de Henry Falcón más allá de mantenerse en el cargo a pesar de todas las presiones del gobierno central y del paralelo.
La ciudad ha crecido en varias direcciones pero ha tomado la forma de una larga cola que desaparece en la noche. Su población se desplaza en autos particulares prehistóricos o en lujosas camionetas; viaja a paso de morrocoy en el Transbarcao se apelotona en viejos buses y rapiditos. Los peatones son el sector más sufrido en este caos diario pues carecen de paso en la mayoría de los semáforos. Se mueven audaces en el centro de Barquisimeto pero acusan las nuevas formas de relacionarnos, como esa de paulatinamente, ir olvidándonos unos de otros. Porque ¿No es sino puro olvido de uno mismo y de los demás, saltarse las leyes de tránsito cada rato? Como choferes o como peatones, aunque éstos en las avenidas tengan todas las de perder y terminen pagandoel exceso de velocidad de los conductores y el olvido de las precauciones que debe tomar todo peatón que intente en esta ciudad, sortear jugándose la vida, el paso deuna avenida como la Venezuela, al pasar los canales nuevos, seguir por los que estaban antes, quitarse carros y motorizados de encima, cada vez que intenta cruzarla. Yo lo intenté una vez y aún no he pasado el susto.
Incluso pareciera que adolecemos de la macondísima enfermedad del olvido. Tenazmente olvidamos en la escuela, en la calle y en la oficina, en los condominios y oficinas públicas o privadas, bancos y comercios, cuáles son los derechos y los deberes de los ciudadanos. Sean éstos gobernantes o gobernados.
Ojalá el nuevo Alcalde comprenda que el asunto de la contaminación sónica tiene la misma jerarquía que la contaminación por la basura. A ésta la topamos en el día y a la otra las 24 horas. Hay pocos sitios en donde uno pueda esconderse del escándalo y el atropello de ruidos y voces, de camiones y gandolas que rehúyen la circunvalación y entran contaminando con ruidos y olores la que fuera una limpia y hermosa ciudad.
Imposible huir de los megáfonos de los vendedores ambulantes o la música que deja de serlo al distorsionarse por exceso del volumen en cualquier zona de la ciudad, regida por la fiesta cumbanchera de casa de familia, tasca o maletera de jóvenes“bien” maleducados y gritones al compartir cervezas en la madrugada o del club, cuyo “animador” cree su deber mantener despiertos a los vecinos.
¿Será que…el nuevo Alcalde forma equipo con gente creativa y sensible, pide apoyo a las universidades en cuanto a proyectos y los aplica, desempolva los reglamentos de convivencia ciudadana, incorpora escuelas y liceos en un amplio programa de comportamiento cívico, cuida la Orquesta Mavare y respeta a sus músicos, nos devuelve las plazas y parquessin guindar su foto en cuanto pendón saque la Alcaldía? Será que ejercita el oído para oírnos en sesiones especiales y abiertas, de modo que un grave problema como la inseguridad, se solucione a partir de las ideas y propuestas de las víctimas, sin discriminación ni de los espacios que habitan?¿Será que planifica tomando en cuenta a los dirigentes comunales, vecinos, jóvenes y niños? ¿Será que adecenta la relación con los prestadores de servicios, compañías y cooperativas encargadas por ejemplo, del arreglo de calles y avenidaspara que cobren por un trabajo bien hecho? ¿Podrá quitarse prejuicios pensando en función de todos y revisar proyectos archivados pero factibles de la administración anterior que no fueron puestos en práctica?Vale leer a O. Paz: “Todo es del viento/ y el viento es aire siempre de viaje”.
