La iglesia San José ubicada en la calle 25 entre carreras 21 y 22 de Barquisimeto, la misma que fue construida en 1825, que en la actualidad tiene 189 años, se ha convertido en un ícono de Barquisimeto porque está llena de historias, de valor arquitectónico, espiritual y religioso.
La Plaza está inmersa en la parroquia que lleva su mismo nombre, y con el pasar de los años aquella zona que al principio era rural, luego residencial, después a comercial, tanto así que la plaza se comenzó a llenar de comerciantes ambulantes, los llamados hippies, vendedores de comida y con ella fueron llegando aquellos amigos de lo ajeno que trajo los arrebatones, asaltos, y lo último, tentar contra la casa de Dios.
Debido a que la iglesia está ubicada en pleno centro de la ciudad, es una de las que más perdura con sus puertas abiertas y una de las más visitadas, muchos son fieles que van a rezar, otros que van a desahogar sus problemas y angustias con Dios, pero de igual forma entran personas a pedir dinero, así como otros que llegan con malas intenciones, solo con la finalidad de conocer el movimiento de la parroquia.
Las malas personas que frecuentan la plaza se han convertido en un verdadero problema tanto para los que hacen vida en la iglesia, como para los que viven a sus alrededores, desde hace 5 años el hampa se ha apoderado del lugar. En dichos espacios se pueden ver mendigos durmiendo en sus asientos, jóvenes haciendo uso de las drogas, así como mujeres y hombres que se prostituyen el lugar, ante la mirada indolente de autoridades y cuerpos de seguridad, que no hacen el más mínimo esfuerzo para detener la situación.
Entraron en la madrugada
Varios intentos de robo se han presentado en la parroquia en la cual conviven cinco sacerdotes. En el mes de diciembre fue la última vez que los ladrones quisieron hacer de la suya, desde ese momento y debido a todas las personas extrañas que ingresan, se colocaron 9 cámaras de seguridad dentro y fuera de la iglesia.
A las 2:30 de la mañana dos jóvenes con una barra de hierro forzaron la ventana lateral izquierda de la iglesia, por allí ingresó un muchacho de contextura delgada, alto, pelo corto, quien cargaba una camisa estampada. Una vez que entró a la parroquia, su ayudante le pasó un bolso grande y la barra, este procedió a recorrer brevemente la iglesia y posteriormente caminó hasta la alcancía del pesebre donde reventó el candado, vació la caja, dejó tirada la herramienta con la que causaron el daño y salió por el mismo lugar. La acción hamponil duró aproximadamente diez minutos, relató el padre Alexander Nieves, párroco de la iglesia.
“Aquí todos se preocupan cuando podamos un árbol pero en el momento que se trata el tema de la inseguridad todos se cruzan de brazos”, expresó Nieves.
Feligreses consternados
La mañana de ayer los fieles estaban consternados por lo sucedido, no entendían cómo podían atentar contra de la casa de Dios, coinciden al decir que se deben tomar medidas al respecto y colocar un puesto de seguridad que esté permanente, en especial en horas de la noche, cuando la plaza se convierte en guarida de malandros.
“A las 6 de la tarde ya venimos a la misa con miedo y los domingos la misa, que es a la 7 de la noche, lo pensamos. Creemos que el nuevo alcalde debería tomar en cuenta la iglesia y si es posible hacer como la Catedral, cercarla para acabar con esta situación que nos afecta a los habitantes de la zona, así como los fieles que a diario acuden”, manifestó la señora Jovina Rodríguez, vecina de la parroquia.