Del fondo de tu pueblo vas surgiendo,
Pastora, portadora de esperanzas,
Un enjambre de mansos sosteniendo
Mil suplicas de amor que hacia ti lanzan.
Te mecen suavemente y en tu mirada
La bendición del cielo nos derramas
Y en el pecho de todos guardada,
La esperanza y la fe del pueblo que amas
Tu sencilla pastora del cayado,
Llegaste a esta ciudad y aquí has quedado
Prendados de su amor y su porfía
Cautivo esta tu pueblo y su destino
Cobíjanos en tu amor, dulce María
Y alumbra con tu luz nuestro camino.