Desde el puente
El proceso de destrucción de Venezuela continuará. 2013 fue un paso más en un camino ideologizado. No deja nada útil. Por el contrario, las negativas tendencias que profundizó avanzarán con mayor fuerza en el año que se inicia. No se trata ya de incrementar la incertidumbre sobre el destino del país. Sabemos de qué se trata. La multiplicidad de diagnósticos existentes sobre los quince años del desastre, permite ver con claridad tanto el presente como el futuro inmediato. Si todo se queda como está o si el régimen avanza en el proyecto comunista que lo orienta, desaparecerán definitivamente los principios y valores en que fuimos formados y por los que, al menos en mi caso, contabilizo bastante más de cincuenta años de lucha. Altas y bajas, triunfos y derrotas, tanto partidistas como personales, han logrado clarificarnos la visión lo suficiente para ver los peligros y mantener la combatividad necesaria para enfrentarlos y derrotarlos con ánimo de superación definitiva.
En 2014 continuaremos la lucha por la vida en libertad, por nuestras familias, por los municipios donde nacimos y en los que actualmente vivimos, por la propiedad y el derecho de cada cual a dedicarse a las actividades económicas y laborales de su preferencia, por el derecho a abrazar la religión que queramos. Por las universidades y el sistema educativo integralmente considerado. Por la libertad de expresión y el derecho de la nación a estar informada, por la libertad de asociación de empresarios y trabajadores. En fin, por todo aquello que hace la diferencia entre una democracia y una dictadura que, además de comunistoide, entreguista y traidora a la patria es probadamente ineficiente para lo bueno y bastante corrompida. La instalación de la Asamblea lo ratifica. La consigna de Año Nuevo es profundizar la lucha para liquidar este régimen represivo y oprobioso. Vacilar sería perder la patria, parafraseando al atormentado Bolívar.