El aumento del diez por ciento en el salario mínimo de los trabajadores y en las pensiones del Seguro Social, desde luego, incidirá en la inflación, porque tenemos una inflación acumulada en el año que acaba de terminar por el orden del 56 por ciento, expuso el doctor Aníbal Peña Javitt, profesor universitario y analista económico, al ser consultado por EL IMPULSO.
Ahora habrá más circulante en la calle, vaticinó. El grave problema con la inflación es que hay un exceso de liquidez por cuanto existe más de un billón de bolívares circulando, lo cual quiere decir que este 10% en sueldos y pensiones ejercerá presión en la demanda porque la gente tendrá más dinero.
Sin embargo, la mayor dificultad es que no está respondiendo el aparato productivo.
Al tener la gente más poder adquisitivo podrá tener mayor poder de compra; pero, éste no le solucionará el problema porque conforme aumenta el salario, aumenta la inflación. Estoy de acuerdo en ajustar el salario mínimo, pero el problema grave en este momento, es el 15% de déficit del Producto Interno Bruto (PIB).
Y cuando hablamos de ese porcentaje del déficit, quiere decir que el Estado está gastando más de lo que le ingresa.
Ahora, si al PIB se le añade ese 10 por ciento, el déficit fiscal será mucho mayor.
Cuando se incrementa el déficit fiscal, el Estado no puede hacerle frente a una cantidad de necesidades que tiene la sociedad. Entonces, no le queda otro camino que el crédito externo; pero, no podrá hacerlo porque el riesgo país está muy alto. Y cuando sucede esto, la tasa de interés que debe pagar pasará del 12 por ciento.
Si no puede recurrir al crédito externo tendrá que devaluar, expresa Peña Javitt. Al momento, el Presidente de la República nada dijo de la posible devaluación.
-¿Cuál es la perspectiva?
-La emisión de dinero inorgánico. Por qué, ¿de dónde van a salir los billetes para pagar ese 10%? De la maquinita de hacer dinero, de la Casa de la Moneda, en Maracay. Al mismo tiempo, el Banco Central de Venezuela va a seguir financiando al Ejecutivo, a Pdvsa y a las empresas del Estado, pero con dinero inórganico, dinero que no se ha originado en la actividad económica del país.
A la larga quienes saldrán más perjudicados serán las clases de menos recursos, quienes asignan el mayor porcentaje de sus ingresos en alimentos y bebidas.
