Un astrofísico venezolano (de Barquisimeto, para más señas) es uno de los investigadores principales que liderarán la misión de la sonda espacial Origins-Spectral Interpretation-Resource Identification-Security-Regolith Explorer o por sus siglas la misión OSIRIS-REx de la NASA, proyecto que puede ayudar a comprender mejor la formación de nuestro sistema solar y cómo comenzó la vida en la Tierra.
Se trata del astrofísico barquisimetano Humberto Campins, quien actualmente ejerce como profesor del Grupo de Ciencias Espaciales y Planetarias de la Universidad Central de Florida.
En entrevista con el diario EL IMPULSO, luego de visita fugaz a su tierra a la cual siempre vuelve porque los afectos así lo demandan, explicó que el objetivo principal de esta misión será la conseguir la primera muestra de un asteroide primitivo, ya que se formó y se ha mantenido a temperaturas lo suficientemente bajas para que sus componentes no se hayan modificado.
OSIRIS-REx será la tercera misión del Programa Nuevas Fronteras de la Agencia Espacial Estadounidense.
Según información de la NASA, la nave sería lanzada en 2016 por un Atlas V y en 2020 se acercaría al asteroide Bennu o 1999 RQ36, un pequeño cuerpo de apenas 500 metros de diámetro.
Permanecería cerca del asteroide durante 505 días levantando un mapa global de su superficie.
El asteroide Bennu es un cuerpo celeste con potenciales partículas de moléculas orgánicas, que viaja relativamente cerca de la Tierra y, además, ha sido designado como “potencialmente peligroso” porque existe una posibilidad entre 1.800 que choque contra la Tierra en 2170, por ello el experimento ayudaría a estudiar con más detenimiento el efecto Yarkovsky, que determina la manera en la que la órbita de un asteroide puede cambiar por la influencia del Sol, tal vez ayudando así a predecir y prevenir posibles impactos.
Este es el proyecto principal de naves no tripuladas de la NASA, con una inversión de 800 millones de dólares.
“Si en futuro tenemos que desviar este asteroide, ya conoceremos sus características, su composición y entenderemos su estructura interna y externa, de manera que no cause daño alguno a la Tierra”.
Origen de la vida
En especial, la misión tiene un particular interés científico. La Tierra se formó con una superficie muy caliente, con océanos de magma, por ello sus moléculas de carbono e ingredientes esenciales para que la vida se formara se destruyeron en esa fase.
Cuando la superficie se enfrió y se volvió una capa sólida, estaba esterilizada. Los asteroides son ricos en materia orgánica. La conclusión es que esos materiales llegaron a la Tierra debido a los impactos de asteroides y cometas, explicó Campins.
Para entender el origen de la vida en la Tierra se tienen dos enfoques: el primero tratar de entender las moléculas cada vez más complejas que dieron origen a una célula o estudiar los organismos vivos cada vez más sencillos que nos indiquen cómo era la primera célula.
“Cada vez es más difícil conseguir capas de estratos donde puedan existir indicaciones de vida primitivas, de hace más de 3.500 millones de años en la Tierra.
No sabemos qué tipo de materia orgánica existía en la Tierra antes de la formación de la vida, por ello, poder estudiar esas moléculas desde un fósil cósmico es la posibilidad de conocer el origen de la vida en nuestro planeta y otras estrellas”.
Enamorado del espacio
Desde muy joven, Campins supo reconocer la belleza del espacio con sólo mirar al cielo despejado de su natal Barquisimeto, repleto de astros e incógnitas. Tanta fue su admiración, que decidió estudiar el universo, especialmente los planetas del Sistema Solar y los asteroides.
“Desde que tengo uso de razón me gusta la astronomía. A los cuatro años le decía a la nana que quería un helicóptero para ir a Marte. Luego a las 7 años empiezo a estudiar astronomía en la Sociedad Astronómica de Venezuela, seccional Barquisimeto, al tiempo que le pedía a mis padres un telescopio con el cual pude observar mi primer eclipse de luna”.
A los 18 años se fue a estudiar Astronomía en los Estados Unidos. Hace siete años fundó el Grupo de Ciencias Espaciales y Planetarias de la Universidad Central de Florida y ha desarrollado una importante carrera docente en centros como la Universidad de Arizona, en la que se había formado, así como en la Universidad Simón Bolívar. También es miembro de la Misión Marco Polo, patrocinada por la Agencia Espacial Europea.
“Estos son los mejores años que he tenido en la especialidad, formando parte de proyectos importantes, dentro de equipos científicos que nos llevaron a desarrollar la nave OSIRIS – Rex y otros proyectos de investigación como el estudio de la superficie de los asteroides y la Luna, uno de los más recientes e interesantes que hemos recibido en el grupo. Estamos en una situación muy privilegiada; nos están pidiendo incluirnos en diversos proyectos y es la época de mayor actividad profesional que he tenido en toda mi carrera”.