Una nueva fémina fue asesinada en el estado Lara. En esta oportunidad, Sanare fue el pueblo que quedó manchado de sangre, tras el crimen pasional donde Belzaida Coromoto Mendoza Carrera, de 18 años, falleció después que su ex pareja, Carlos Soto, le disparó.
A las 7:30 de la mañana, la ahora occisa salió desde la casa de su mamá, ubicada en el callejón Las Tunas, del barrio El Cementerio. Iba, como todos los días, hacia su trabajo, en una carnicería, lo que no imaginaba es que afuera la esperaba Soto, quien al verla le disparó tres veces en el rostro.
Él se dio a la fuga, mientras que la dama quedó tirada, sin signos vitales, en medio del callejón. Sus familiares y vecinos salieron de sus casas consternados a saber lo ocurrido y la vieron ahí.
Se acabó el amor
Soto y Mendoza permanecieron un año juntos en concubinato pero desde hacía dos meses se acabó el amor y ella decidió irse de la casa. Entre los curiosos que estaban presentes en la escena del crimen se rumoraba que ella tenía otro novio.
El presunto asesino, al parecer, nunca aceptó que su relación había finalizado por lo que en las últimas semanas había llamado a Belzaida Coromoto y en dos oportunidades la amenazó, pero ella hizo caso omiso.
Uno de los parientes de la occisa sospecha que quien cometió el asesinato tenía dos días haciéndole seguimiento a la joven fallecida. «Ella era muchacha tranquila, callada que ya no quería estar con él. No tuvieron hijos juntos «, comentó el hombre quien prefirió no revelar el nombre.
Lo aprehendieron
Como algunas personas vieron correr a Carlos Soto con el revólver en las manos, y el rumor que él amenazó a la joven en varias oportunidades, el prefecto del municipio Andrés Eloy Blanco, Isidro Piña, mancomunadamente con los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), lo buscaron en el sector La Trilla, donde estaba escondido.
«No puso resistencia. Él andaba a pie, y encima de un motor tenía el revólver», informó Piña, quien comentó que el presunto homicida tuvo una crisis de nervios y había llamado a su madre para decirle que se iba a matar.
«Lloraba mucho, manifestaba que no lo quería hacer». Posterior a su captura, lo llevaron al comando de la GNB, donde permaneció por un rato, hasta que a las 10:45 a.m., debieron sacarlo de emergencia al hospital porque producto de la crisis que sufrió, tuvo dificultad para respirar.
Esta es la segunda mujer asesinada en el estado Lara en lo que va de año.