El papa Francisco pidió a la Iglesia católica que reconsidere su postura hacia los hijos de parejas homosexuales y de padres divorciados, advirtiendo sobre una actitud que podría revertirse en algo equivalente a «inocular una vacuna contra la fe».
«Desde el punto de vista educativo, los matrimonios homosexuales nos lanzan desafíos que a veces comprendemos mal», dijo el papa en un discurso ante la Unión Internacional de Superiores Generales, el pasado 29 de noviembre, pero del cual sólo se conocieron este sábado algunos pasajes publicados en internet por la prensa italiana.
«La cantidad de niños escolarizados cuyos padres están separados es muy elevada», señaló, agregando que además la estructura familiar está cambiando en la actualidad.
«Recuerdo el caso de una niña que, con tristeza le confesó a su maestra: ‘la novia de mi mamá no me quiere'», dijo el papa, según los medios de comunicación.
El papa consideró que los responsables educativos deberían preguntarse «¿cómo enseñarle el Cristo a una generación en transformación?».
«Tenemos que cuidarnos de no administrarles una vacuna contra la fe», advirtió.
A pesar de que la Iglesia ha estado frecuentemente en conflicto con lesbianas, gays, bisexuales y la comunidad transgénero con respecto al matrimonio homosexual, los intentos de apertura del papa argentino han sido apreciados.
En julio pasado tuvo un gesto hacia los gays al declarar: «Si alguien es gay y busca al Señor con sinceridad, ¿quién soy yo para juzgarlo?».
En diciembre, la revista estadounidense The Advocate, consagrada a la homosexualidad, había destacado al jefe de la Iglesia católica como «el personaje más influyente en 2013 en la vida de los LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans)».
El papa convocó a una asamblea general de los obispos, el año próximo, para discutir la posición de la Iglesia respecto a la familia, en la que se deberá tratar, entre otros problemas, los de los divorciados, vueltos a casar y de los hijos de padres separados.