Tan negativo fue el 2013 que el Banco Central de Venezuela tardó veinte días para informar las cifras de la inflación del mes de noviembre, las cuales ubicó en 4,8 por ciento y determinó que el país había cerrado el año con un índice inflacionario del 56,2 por ciento, lo cual fue una mala noticia, declaró Alberto Gámez, director nacional de Fedecámaras y presidente de esa institución en el estado Lara.
Ante ese panorma sombrío, indicó, pensamos que los tres primeros meses del nuevo año que apenas ha comenzado serán muy fuertes en la economía, porque se podría producir una contracción, que constituiría una situación muy peligrosa.
Indudablemente, estará presente el circulante en la calle, que de hecho en el 2013 lo hubo pero sin soporte del BCV, expuso. Este organismo se ha convertido en una máquinita de hacer billetes.
Las metas que se trazó el gobierno fracasaron, como por ejemplo en el ramo de la industria de la construcción. Apenas se cumplió el 50 por ciento en todo el país. En primer lugar, el Ejecutivo Nacional, en su empeño de acabar con la empresa privada, no dio licitaciones a las empresas que no le eran afectas. En segundo término, no teníamos insumos, porque tanto el cemento como la cabilla son producidos por el Estado y ya no son comercializados por el sector privado.
En lo que respecta al sector industrial, se produjeron muchos cierres técnicos, explicó. Esto significa que los industriales no han bajado la “santamaría” pero no se está produciendo al ritmo que requieren las plantas. En otras palabras,la actividad se ha reducido al 55 por ciento, porcentaje muy significativo si tomamos en cuenta que todo el aparato productivo nacional estaba activo en el cien por ciento hace diez años. Ahora lo que está sucediendo es que se está produciendo un poquito más allá de la mitad de la capacidad operativa y se le hace el mantenimiento a las maquinarias con la esperanza de que la situación cambie .