La economía informal es de vieja data en la sociedad venezolana, porque quienes dirigen la economía nacional no han tenido la capacidad para generar los puestos de trabajo que se requieren, según la opinión del sociólogo y profesor universitario Nelson Fréitez.
No sólo van a la economía informal los que han perdido sus trabajos o no han tenido acceso a una fuente laboral, sino los jóvenes que necesitan trabajar y obtener un ingreso para su sustento y el de los suyos. El excedente de la fuerza de trabajo busca crear su propio puesto de trabajo, sobre todo en el ámbito comercial.
A pesar de que las cifras oficiales dadas por el Gobierno, dicen que el desempleo ha bajado, se observa y es evidente, en el incremento de ese tipo de actividad. Eso se puede ver no sólo en la avenida 20 y otras vías céntricas de Barquisimeto, sino en los semáforos, en las esquinas y en cualquier sitio donde se pueden instalar las personas para ganarse la vida no sólo jóvenes, sino personas de la tercera edad y hasta menores de edad.
Ya es una práctica frecuente el buhonerismo que se produce a cada rato en las distintas rutas de los colectivos por parte de los que se conocen como “charleros”, quienes venden chucherías.
La economía informal se ha desbordado y sobre todo en los meses finales del año crece desproporcionadamente.
En los últimos cinco años, cuando ha entrado en crisis el sector privado por la política económica, la economía informal callejera ha venido creciendo con mayor intensidad. Ahora bien, el desbordamiento en las calles se ha producido como consecuencia de que hubo discontinuidad en la política municipal en Iribarren después del esfuerzo que hizo Henri Falcón cuando logró mediante conversaciones, apoyo económico y asistencia ténica colocar a los buhoneros en centros comerciales tanto en la carrera 19 como en la avenida 20 y estableció que ésta sería un bulevar, lo cual no ha podido lograrse porque la anterior alcaldesa, Amalia Sáez, no le dio importancia al proyecto para humanizar la economía informal y convertirla en economía formal. La Guardia Nacional no puede ser la solución y la respuesta a una situación que obliga a un abordaje complejo.
