“¡Caracas!, es un placer volver a casa panas”, expresó el vocalista de Los Amigos Invisibles, Julio Briceño, en uno de los dos conciertos que ofrecieron en el Centro Cultural BOD de Caracas donde despidieron el año.
Una gran pantalla de fondo los acompañaba, que atrapó a los presentes por sus llamativas imágenes e inquietos colores que se pasearon por el escenario. En esta oportunidad el show no fue en la sala, sino en un nuevo espacio que se acondicionó en la parte de afuera del edificio, donde se armó una grada y el resto de los seguidores se quedaron de pie para bailar mejor.
A las 8:15 p.m. salió a la tarima el sexteto venezolano integrado por el cantante Julio Briceño, el guitarrista José Luis Pardo “Cheo” o Dj Afro, el tecladista Armando Figueredo, el percusionista Mauricio Arcas “Maurimix”, el bajista José Rafael Torres “el catire” y el baterista Juan Manuel Roura “Mamel”, quienes prendieron la gozadera musical por dos horas.
Comenzaron el repertorio con los temas Amor, Sexy y Corazón tatú, “vinieron con ganas de bailar ¿sí o no?”, preguntó el vocalista, quien llegó con unos lentes amarillos y una chaqueta lila que más tarde se quitaría por el sudor.
“Esta canción es del diablo bueno”, acotó entre risas, antes de seguir bailando con el tema Diablo. “Saludos a mi sobrina Andrea que nos acompaña”, añadió, y se escuchó Yo no sé. Comentó “esto es música moderna, para gente moderna, así que a bailar”, y siguió Mentiras.
“¡Aplausos!”, pedía Briceño, y la respuesta era inmediata. “Muchas gracias panitas. Este sitio es fabuloso, manténganlo, está bonito”, dijo con respecto al nuevo espacio diseñado por el BOD. “Ahora vamos a tener varios invitados”, y entraron a la tarima el percusionista Diego “El Negro” Álvarez, el maraquero Manuel Rangel y el guitarrista Álvaro Paiva, con quienes interpretaron una contagiosa versión de Óyeme, Nena, también se quedaron para Esto es lo que hay. “El que la grabó que me la pasa, porque quedó brutal”, dijo Briceño.
Armando ya no tenía camisa a estas alturas del show, y el sudor corría sin descanso por el rostro de Julio, quien no paró de bailar durante el show. A lo que se escuchó Cuchi-Cuchi. “Gracias por hacer posible este cierre de año en nuestra loca ciudad. Ahora saquen las llaves para que suene a Navidad”, y se escucharon como campanitas decembrinas, y cantaron un trozo de “Navidad, Navidad, linda Navidad”.
Disco Repeat After Me
Luego interpretaron Stay del nuevo disco Repeat After Me, y más tarde el público cantó Sueño erótico del disco Comercial. Regresaron a su último CD para cantar Hopeless tomance. Siguieron la rumba con Ultra Funk, Mujer Policía y Plastic Woman, “este tema se lo quiero dedicar a nuestra Miss Universo”, acotó el vocalista haciendo referencia a María Gabriela Isler, quien triunfó este año.
En minutos se lucieron con el tema Sex Appeal en inglés. “¿Qué pasa Caracas, la están pasando bien?”, preguntó el cantante. “Ahora le cantamos a esas bocas dulces que no volverán”, y se escuchó Dulce.
No desperdició el momento para manifestar los felices que estaban de estar en casa, de cantar en su país, y cerrar un año lleno de éxitos para la banda, estaban contentos de poder compartir con su familia y sus “panas” venezolanos. “Muchas gracias por venir, es bellísimo”, añadió Briceño, quien se quitó la chaqueta.
“Ahora viene un tema de Guayana, que desde pequeños nos lo enseñaron, no sé que dice, pero gozamos bastante”, dijo Julio y se escuchó All Day Today. Pero el momento de mayor euforia, como siempre, fue cuando cantaron Ponerte en cuatro, donde el público enajenado saltó y cantó a todo pulmón. También se escuchó un trozo de Es la hora de bailar de Xuxa.
El reloj marcaba las 10:00 p.m. y la energía de los amigos, quienes ya cuentan con más de dos décadas de historia musical, seguía brillando. “Ahora queremos una foto con ustedes, pero levanten las manos como si estuvieran gozando”, expresó el vocalista, antes de que los seis se colocaran de espaldas al público, quien estalló en euforia.
Para cerrar se escuchó La vecina y se despidieron con El sobón.