Desplomada. Inundada de llanto. Incrédula. Llena de impotencia estaba la madre de un adolescente que ayer estaba cumpliendo 14 años de vida y no pudo celebrarlos porque unos desalmados pistoleros le dispararon sin causa alguna.
A las 7:00 am del domingo, el joven salió de su residencia en el barrio Delfín González, al oeste de Barquisimeto. Acudió hasta el sector 4 del barrio La Batalla, donde arreglaría un jardín pero además allí vive su padre.
Cuando caminaba por la calle La Cardona de la mencionada dirección, observó a tres sujetos quienes llevaban en sus manos unas armas de fuego, por lo cual se puso nervioso y empezó a correr. Los pistoleros le dispararon en la región craneal, dejándolo muerto en el sitio.
Después los asesinos siguieron su ruta original y llegaron hasta un rancho ubicado en la invasión Semilla de Gloria, a unas dos cuadras de donde ocurrió el suceso del joven. Allí abrieron un hueco entre las láminas de zinc, dos se quedaron afuera y el otro entró desenfundando su arma en varias ocasiones y acabando con la vida de Jorge Luis Castillo García, de 21 años.
“Yo escuché muchos disparos y agarré entre mis brazos a mi hija recién nacida. No quería salir porque me daba miedo. Al pasar un rato fui con mi otro hijo mayor hasta las adyacencias del rancho, una vecina me dijo que revisara si Jorge Luis estaba ahí”, narró la hermana del ahora occiso, Yusmary Cardozo, quien además reside frente al lugar de los hechos.
“Luego entramos y nos fijamos que sí estaba. Él quedó con vida porque movía el brazo pero no teníamos cómo auxiliarlo”. El joven estaba acostado en su cama y fue ahí donde le dispararon mientras dormía, posteriormente se levantó, caminó un metro aproximadamente y cayó abatido.
Según su hermana, Castillo García era un buen ciudadano, “lo único que hacía era tomar los fines de semana”, sin embargo, algunos vecinos de la zona, aseguraron que la víctima era consumidor de sustancias estupefacientes.
El sufrimiento
de los familiares
Los allegados del adolescente que cumplía años, rodearon el cadáver del joven, quien quedó boca abajo vestido con un short negro, franela roja y unas chancletas azules.
Las esperanzas de la madre porque su hijo se levantara nunca acabaron. Gritaba desesperada y llorando decía que él estaba dormido. Los miembros del grupo familiar fueron llegando de manera progresiva. Todos se desplomaron por el dolor. “No aguanto”, decían en medio del llanto.
“Tan alegre que amaneció mi bebé; le iba a comprar una torta. Quería darle una sorpresa” expresaba la mujer, al haber perdido a su único hijo varón y el menor de cinco hermanos.
“Era un inocente. Nosotros no tenemos derecho a quitarle la vida a otro. En 70 años que tengo, nunca habíamos pasado por esto en la familia”, manifestaba el abuelo del ahora occiso, quien estaba muy afligido. Antonio Colmenárez, tío de la víctima, también dejaba correr lágrimas en su rostro, “Era un muchacho sano, le gustaba jugar. Era muy alegre”.
