Con bombos y platillos regresó la anarquía a la Avenida 20, soberano desastre, la economía informal se apoderó nuevamente de estos espacios, que de por sí ya estaban abandonados por la ausencia continua del desgobierno municipal. Digo con bombos y platillos porque la gente está feliz en las colas programadas, lo manifiesto de esta manera ya que recientemente descubrí que hay 3 tipos de colas venezolanas: las obligatorias, las necesarias y las programadas, estas últimas son las más fashion y divertidas.
¿Qué hay en la avenida 20? Desorden hasta más no poder, es la viva imagen de una sociedad que prefiere la involución como forma de vida, que otra opción. Voy enumerar las cosas que no están bien, bueno… no serán todas, tendrían que darme todas las páginas de EL IMPULSO, para que quepan todas las cosas que no están bien.
Realmente no consigo las palabras adecuadas para empezar a describir lo que vi recientemente en la que alguna vez fue la ilustre Avenida 20. Por ejemplo: hay basura por doquier, aguas negras, escombros, gente sentada en el suelo, en sillas que van y vienen, toldos, tolditos, tarantines, maniquíes, cajas, perros sarnosos, trabajadores, delincuentes, ciudadanos, compatriotas y pare de contar, creo que solo faltan los camellos para ser una copia moderna de un mercado persa.
No sería mala idea que además de los carros, motos, bicicletas, heladeros, chicheros y Transbarca, sería bueno incorporar los dromedarios que están en el Parque Bararida, para completar el ambiente circense, sería interesante.
No saben cuánto alivio me da saber que el compositor británico Albert Williamn Ketélbey (1875-1959) no tuvo la oportunidad de conocer la Avenida 20. Es importante acotar que este compositor en el año 1920 realizó una pieza musical donde describe el bullicio y el desorden de un mercado de Bagdad, fue el autor de la canción “En un mercado persa”. Imagínese si hubiese conocido la Avenida 20, Na Guara yo creo que como mínimo unas 100 canciones hubiese escrito, en honor a la ciudad musical y al cuchitril en cuestión.
Ya sin más palabras, solo me queda la esperanza que por decreto expropien el desorden, la pobreza y la anarquía…y prontamente regrese la avenida 20, de hace 20 años atrás.
