Este año el espectáculo navideño El Cascanueces, versión de Vicente Nebrada, celebró 18 años acompañando a los venezolanos en su época decembrina. Un hermoso cuento de Navidad, que se presentó -como todos los años- en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, Caracas.
En esta oportunidad el majestuoso montaje contó con el debut del director de orquesta Régulo Stabilito, quien junto a su maestro, Alfredo Rugeles, se compartieron el rol de directores frente a la Orquesta Sinfónica de Venezuela, quienes le dieron vida a la música de esta cálida historia.
EL IMPULSO conversó con el director Régulo Stabilito, quien emocionado expresó la satisfacción que sintió al dirigir, por primera vez, a la Orquesta Sinfónica de Venezuela frente al espectáculo El Cascanueces que interpretó el Ballet Teresa Carreño.
“Es una obra maravillosa, basada en el cuento de Hoffmann, con adaptación de Dumas. Un clásico a nivel mundial, y al estar frente a la Sinfónica de Venezuela, con el maestro Rugeles, la experiencia fue maravillosa”, señaló Stabilito.
El joven enfatizó que esto ha sido algo inédito para él, “realmente una enseñanza más junto a mi maestro (Rugeles). Un hecho que me compromete a mí, para que en un futuro, también le ofrezca la mano a uno de mis alumnos. Esto ha sido la mayor enseñanza, la humildad y trascendencia de mi maestro en compartir las funciones y la concepción de una obra tan maravillosa como esta”.
Recalcó que su carrera ha estado signada por grandes maestros, “y amigos, quienes me han ofrecido una enseñanza maravillosa, son muchos en verdad, no puedo enumerártelos todos, algunos siguen presentes, otros tantos ya pasaron a otras latitudes. Por eso, haber compartido con el maestro Rugeles, ha sido un gran honor. Además de contar con la coreografía del maestro Vicente Nebrada, lo cual me conmovió».
-¿Qué significa haber trabajado en El Cascanueces?
-Todos los que hemos vivido una formación ligada al teatro sentimos El Cascanueces como algo nuestro. Al estar en la sala grande del Teatro Teresa Carreño, con la Sinfónica de Venezuela, fue una oportunidad única, al haber sido parte de un espectáculo lleno de entusiasmo y profesionalismo.
-¿Con cuántas personas compartió el montaje?
-Fueron 70 músicos en escena, con aproximadamente 80 bailarines, lo que conformó una experiencia increíble, con una conexión mágica, donde los bailarines se entregaron por completo, en una puesta en escena bien exigente, donde todo el personal técnico que está detrás del escenario también realizaba un inmenso trabajo.
-¿Cómo ha sido compartir con su maestro?
-Eso ha sido lo más importante, él dirigió seis funciones y yo seis, donde compactamos las intenciones musicales, porque lo importante era la concepción de la obra, presentar algo unificado, donde cada función tuvo su propia energía, era como una obra nueva. Fue una gran experiencia, con distintos elencos y miembros de la orquesta.
Manifestó que se siente satisfecho al trabajar en un espectáculo completamente venezolano. “Una obra trascendental y universal de Tchaikovsky, que se ha convertido en un clásico navideño por excelencia. La mayor recompensa es la emoción de los niños”.
Recordó que esta es la tercera vez que trabaja con el Ballet Teresa Carreño, “y la experiencia siempre es maravillosa. Me gusta muchísimo la dirección de ballet, porque tiene esa magia que significa el poder estar con el bailarín en escena, porque la música va en función de él, de poder brindar coherencia y posibilidades para que se luzca en escena”.