A diferencia de años anteriores la tasa de homicidio se redujo, en esta ocasión entre la mañana del 24 y mañana del 25, se habían registrados siete homicidios en la entidad larense, uno en el municipio Jiménez, dos en Palavecino y cuatro en Iribarren.
El primer hecho violento fue a las 3 de la madrugada del martes cuando un disparo en la región lumbar con salida en el abdomen acabó con la vida de Abraham Vivian Salazar González (21) quien residía en Los Rastrojos en Cabudare y el crimen fue cercano a su residencia. Posteriormente en horas de la mañana del 24 fue asesinado en Quíbor un hombre.
Horas más tarde la violencia se trasladó hasta la zona oeste, específicamente en Prados de Occidente, donde sujetos desconocidos llegaron a la vivienda de Jairo José Lucena Pereira, de 21 años de edad a quien llamaron y al salir le dieron un disparo en el pecho que fue directo al corazón.
Al joven lo trasladaron hasta el seguro social Pastor Oropeza y falleció. A las 11 de la noche en el mismo centro asistencial dejaron sin vida a Luis Eduardo Jiménez Camacaro, de 19 años de edad, quien le dispararon en la cabeza cuando se encontraba en el sector 3 de Los Pocitos al oeste de la ciudad, sobre lo sucedido se desconocía porque no habían llegado familiares.
A las 2:30 de la madrugada del 25, José Manuel Márquez (20), se encontraba en la calle Los Naranjillos del Tereque I en el municipio Palavecino, allí le quitaron la vida de múltiples balazos, fue auxiliado y trasladado hasta el Hospital Central pero murió producto de las heridas. A las 7 de la mañana fue que se produjo un hecho violento en El Malecón que dejó como saldo una persona fallecida.
Lo agarraron mientras dormía
La ola de violencia de la Navidad culminó a las 9 de la mañana cuando dos sujetos armados y a pie llegaron hasta la calle 8 con carrera 4 de Prados del Norte II, parroquia El Cují, entraron por un portón que estaba abierto siguieron hasta la sala de la casa y le dispararon en dos oportunidades en la cabeza de Luis Gerardo Aguilar Castro (23), quien se encontraba dormido en el piso en el momento en que pasó todo.
En el porche de la vivienda estaba la esposa de la víctima junto a una sobrina, quienes al ver los hombre armados lo que hicieron fue abrazar a dos pequeños de 4 y 5 años para protegerlos del ataque y no pudieron ver ni el rostro, ni la vestimenta de los asesinos. Los criminales antes de irse revisaron a Aguilar Castro y lo despojaron de su teléfono celular, su cartera y algunas pertenencias, posteriormente salieron de la casa y se fueron caminando muy tranquilos.
La esposa comenta que viven alquilados en el lugar. Aguilar Castro era comerciante y una persona que no se metía con nadie. “El compartió conmigo y sus hijos la Navidad, salió a las doce y no dijo para dónde, llegó rascado a eso de las 6 de la mañana y sin decir nada se acostó en el piso de la sala. Él ni supo cuando lo mataron porque estaba dormido”, comentó su esposa quien no quiso ser identificada.
A las afueras de la vivienda se aglomeraron varios vecinos al ver la furgoneta del Cicpc pasar. Indicaron que estaban extrañados porque era una zona sana, pero sí aseguraron que desde hace cinco años en esa casa habitaban personas con mala conducta, que duran pocos días y se van. Recalcaron que esa pareja no tenía un año viviendo en el lugar, sino una semana y fue el 24 de diciembre cuando llevaron su mudanza.
Funcionarios del Eje Contra Homicidios investigan todos estos hechos violentos para esclarecer los casos, que en su mayoría los están tratando como una venganza.
