Tras un largo periodo de renovación de autoridades a lo largo de 2012 y 2013, culminado con las elecciones municipales, el país se prepara para un largo periodo si la convocatoria a un proceso electoral, por lo menos uno cuya realización sea de carácter ordinario y no responda a una activación de referendo, que se extenderá por lo menos veinticuatro meses.
Este tiempo constituye uno de los grandes retos para la Mesa de la Unidad Democrática, cuya existencia ha estado marcada por la combinación de fuerzas políticas para afrontar procesos electorales, tal como hace unos días lo esgrimiera la politóloga Maryclen Stelling, del Observatorio Electoral de Medios. Sin embargo, el llamado de cambio puede también extenderse al chavismo y al resto de los partidos políticos que componen el panorama electoral venezolano.
El politólogo Piero Trepiccione considera que todas las organizaciones políticas deben pasar por un proceso de ingeniería que las lleve a trascender el trabajo electoral, especialmente la coalición de fuerzas que componen a la MUD, las cuales fundamentalmente han operado bajo un esquema de coordinación electoral.
“Tendremos prácticamente dos años sin una elección y ello implica evaluar lo que ha sido la gestión programática de la alternativa democrática, para adaptarla a esta circunstancia especial para la vida política del país, lo que implica participar en las conversaciones y la coordinaciones necesarias para ese proceso de racionalidad económica”, dijo.
La recomendación del especialista llega hasta la revisión del control de los partidos, con el fin de lograr una dinámica más flexible y más adaptada a las circunstancias particulares que se experimentarán en 2014.
En cuanto al Partido Socialista Unido de Venezuela, descrito por algunos de sus altos dirigentes como una organización que tiene la misión de dejar de ser un arma de respuesta electoral para desarrollar una agenda más social, Trepiccione indicó que cuando se evalúa a los partidos políticos en el país estos no salen bien parados, incluso el PSUV, por lo cual es necesario que cambien la dinámica de su funcionamiento en pro de ser más abiertos a la sociedad, menos sectarios y cerrados.
“Tienen necesidad de convertirse en elementos más democráticos para la sociedad, y vincularse más abiertamente con la sociedad para volver a ser paradigmas de interlocución entre la sociedad y el Estado y recuperar esa confianza que la antipolítica logró mellar”.
El reto es mayor el próximo año debido al panorama sombrío que presenta la economía, estima Trepiccione, ya que obliga a los grandes bloques políticos a poner de manifiesto su creatividad, por cuanto será el momento cuando los líderes políticos estén en la obligación de comportarse como verdaderos estadistas y dedicarse a tomar decisiones racionales.
“Salvo que ocurra un evento especial en el ámbito internacional que catapulte los precios del petróleo por encima de 120 a 130 dólares por barril, Venezuela necesita resolver su problema de déficit fiscal y ello implicará la toma de decisiones dirigidas a la reducción del gasto público para poder equiparar las cuentas nacionales, además de la racionalización de algunos elementos que contribuyan a un menor gasto como el aumento de la gasolina, una nueva devaluación de la moneda, que son alternativas presentes”.