Habitantes de la carrera 35 con calle 32 del barrio El Malecón no pudieron dormir en toda la noche, miembros de la banda “El Gallinero” estaban celebrando la Navidad y sin pudor alguno andaban por la barriada exhibiendo sus armas de fuego.
“Condorito” jefe de la banda decidió a las 6 de la mañana saldar unas cuentas y a bordo de una moto y en compañía de algunos compinches se fueron hasta la casa de un padre de familia y le dispararon en cinco oportunidades. El señor hace un mes tuvo un impasse con este malandro por no dejarse someter a sus peticiones. En esa ocasión el delincuente le puso el arma en la cabeza y lo golpeó, debido a lo sucedido y en vista que dentro de la vivienda estaban cuatro damas con tres bebés pequeños, alrededor de las 7 de la mañana, decidió salir para reclamar por los disparos realizados por el “Condorito”.
El señor caminó hasta la esquina de la calle 32, estaba un grupo de al menos quince personas de las cuales diez se encontraban armados. “Condorito” vio venir al hombre y dio la orden de que lo mataran. Esa persona dio la vuelta desesperado y comenzó a correr para resguardar su vida, intentó ingresar a varias casas para refugiarse y hasta un portón quiso tumbar, pero los intentos fueron infructuosos, indicó que eran ráfagas de disparos y allí vio cómo una de las personas que iba tras él, que tenía un revólver en la mano cayó al piso baleado.
El hombre no se detuvo y se metió a su morada. Los sujetos le tiraron una bomba molotov a su vehículo, un Honda Integra verde, signado con las placas XYZ 984. El carro se incendió rápidamente y como estaba parado frente a la casa, el porche de la vivienda también se envolvió con las llamas.
Dentro de la residencia se encontraban mujeres y niños desesperados pensando que se iban a morir quemados pero entre vecinos y bomberos sofocaron las llamas.
Los miembros de la banda “El Gallinero” al ver que una persona estaba muerta y el desastre ocasionado, se fueron del lugar. Allí se indicó que dos personas más salieron heridas, entre ellos una dama pero ninguno fue ingresado a algún centro asistencial.
El señor que era perseguido asegura que la víctima fatal andaba armado.
En medio de la calle
El cuerpo sin vida de Carlos Jesús Ochoa Mogollón, de 20 años de edad, se encontraba tendido boca arriba en medio de la calle, el joven tenía un escapulario roto, andaba en suéter y estaba abierto. A su alrededor se apreciaron varias conchas de 9 milímetro, así como botellas partidas de cerveza y el zapato de una mujer.
El joven tenía un disparo en el pecho, uno en la cabeza, costado derecho, muslo derecho y ambos en cada pantorrilla por la parte de atrás.
Patricia Mogollón tía del joven comentó que él acababa de salir de su casa y cree que quedó atrapado en línea de fuego, aseguró que no tenía problemas con nadie y que era una persona tranquila. Era el mayor de cuatro hermanos y deja a su esposa con 6 meses de embarazo.
Otro familiar de Ochoa Mogollón expresó que él vivía con su abuelo y como la zona era peligrosa él lo mantenía en cintura para que no agarrara malas amistades. La víctima se ganaba la vida en un taller de latonería y pintura donde trabajaba junto a su padre.
Mientras funcionarios del Eje Contra Homicidios del Cicpc hacían el levantamiento del cadáver, unos jóvenes expresaban que harían justicia, porque se habían metido con una persona inocente, pero serán los investigadores del cuerpo detectivesco que aclaren lo sucedido.
