En la casa señalada con el número 49 de Cabudare, ubicada en la avenida Libertador, en pleno casco histórico de la ciudad, pervive una de las tradiciones más ancestrales de la comarca: el pesebre de la familia Escalona Pérez, que según testimonio oral, supera los 130 años de elaboración.
Los esposos Adriana Escalona y Alejandro Pérez, asumieron este compromiso hace ya 27 años.
Como tradición navideña
Comenta Adriana sentada en una silla mecedora, desde la sala fresca de su ancestral casona, que el pesebre constituye la más hermosa de las tradiciones navideñas.
“Lo comenzó a elaborar una hija de mi abuelita Lorenza Castillo de Herrera, hace más de 130 años”, aunque no precisa la fecha exacta porque no quedó ningún documento escrito “solo la tradición oral”.
Ella tenía una hija llamada ubenza -prosigue-, era la que hacía el pesebre todos los años, iniciando los primeros de diciembre con el montaje.
Pero Ubenza murió en los días decembrinos, y Lorenza, desconsolada afirmó que no podía asumir el compromiso ese año de elaborar el pesebre.
En esas noches -narra-, Lorenza escuchó ruido inusuales, y como era una persona mayor, llegó a la conclusión que era su hija que quería pedirle que continuara con la tradición del nacimiento.
Al cumplir la promesa, cesaron los ruidos y desde entonces, quedó como mágica herencia la elaboración del pesebre instalándose en la víspera de la Navidad, inaugurándose los 15 de diciembre y para desmantelarlos cada 16 de enero, luego de la procesión de la Divina Pastora de Cabudare, imagen que realiza una obligada parada frente a la casona Nº 49.
Prosiguió la costumbre
Pero el pesebre, ya una costumbre para los Escalona, y lo continuó elaborando la señora Ramona de Escalona, hija de Lorenza, pero cuando envejece lo asume con dedicación Pedro Pastor Escalona Herrera, hasta su muerte, quedando encargada Adriana que ya cumple 27 años con la tradición, “y lo realizaré mientras yo esté viva”, aunque ya sus nietas se han incorporado a esta devoción.
Cabudareña ‘Resbaladera’
Aunque el pesebre no concursa en ningún certamen por tradición familiar, son muchos los grupos que acuden a la casona Nº 49 a cantarle villancicos, gaitas y aguinaldos.
Cada 21 de diciembre el Grupo Cultural Sarao interpreta sus mejores toque en homenaje al peculiar y original pesebre, así como los grupos de la iglesia.
No obstante, a los visitantes el señor Alejandro les ofrece la típica ‘Resbaladera’ una refrescante chicha de arroz con canela y anis dulce, como gesto de gratitud y señal de bienvenida.
Se sienten agradados de que la gente y los vecinos compartan rezos, oraciones y cantos al pesebre de tela de Cabudare, una mágica tradición ancestral.
Pesebre con retazos de tela
Adriana Escalona, habla sin adornos, en tono llano y muy orgullosa de mantener la tradición ancestral de elaborar uno de los pesebres más grandes y genuinos de Palavecino.
Explica que su abuelita Lorenza, comenzó ha elaborar el pesebre con figuras de trapo y cabello humano.
No miden más de 30 centímetros y todos tiene trajes de pantalón, camisa, y las damas las visten tradicionales vestidos de la época.
El pesebre no tiene ninguna figura de yeso y con el paso de los años, se le han incorporado algunos elementos de celuloide.
Entre las más de 70 figuras de tela que integran el pesebre, “hay muchas que fueron elaboradas por mi abuelita Lorenza, como algunas vendedoras de hallacas, las lavanderas, el pregonero de EL IMPULSO, algunas pastorcitas, los tres Reyes Magos y la procesión de la Virgen María, escoltadas por las hijas de María, los sacerdotes, las monjitas, y la”, describe Adriana.
“Los corotos y los muñecos se conservan porque al desmantelar el nacimiento, se guardan en pipas que anteriormente eran para almacenar el kerosén”, amplía.