Para recordar: “En Antioquía fue donde por primera vez, los discípulos fueron llamados cristianos” (Hechos 11:26)
Cuando decimos ¡Feliz Navidad! Estamos anunciando, una vez más, el feliz acontecimiento del nacimiento de Cristo en nuestro planeta y con ello, incluimos los buenos deseos a quien nos escucha o nos lee.
Jesús, al nacer en la tierra, se despojó de toda divinidad, abandonó el reino de los cielos por venir a salvarnos. De hecho, el profeta Isaías (7:14) dijo que su nombre sería “Emanuel” que significa “Dios con nosotros” (comparar con Mateo 1:23).
Jesús, como Dios, tuvo que morir para pagar la deuda humana; y toda la población, en un poco más de seis mil años, ha podido hacer algo para saldar el problema de la muerte eterna que causa el pecado.
Por ello vino. Para eso llegó. No para fundar una filosofía política, sino que con Él nació el cristianismo. Y bien quisiera Cristo que fuéramos una sola iglesia. El apóstol Pabló se refirió a la unidad eclesiástica de esta manera: “Un Señor, una fe y un bautismo” (Efesios 4:5). Agregamos: Una norma y una Ley para todos.
Jesús nació bajo la opresión romana y nunca en un ambiente “socialista”. Cumplió la profecía, su cometido, y después de su ascenso al cielo, la Escritura dice que fue en “Antioquía donde por primera vez, los discípulos fueron llamados cristianos” (Hechos 11:26).
Inició su evangelio con 12 discípulos; en su época hubo convertidos y bautizados por todas partes; hoy somos millones y el cristianismo ha llegado a casi todos lugares del planeta.
Hace poco, específicamente el 18 de diciembre, de este año, el presidente Nicolás Maduro se reunió con 68 alcaldes y 2 gobernadores, en la ciudad de Caracas y dijo: “Yo sé que algunos cristianos no les gusta cuando uno dice que Jesús fue socialista”. Y ¡Con todo respeto, Presidente, usted está en lo cierto! Desde hace años se viene haciendo esa referencia. Por ello, insistimos que Jesús no nació socialista, ni fundó el socialismo y su doctrina, la de Cristo, está ajena a hechos políticos.
Más al contrario, el Socialismo o el Comunismo tienen pocos años en el planeta y Dios o Jesús no es su norte, contemplan filosofías contrarias a los principios divinos. La igualdad en la política, para todos, no existe; comparemos a los dirigentes con el pueblo. Por el contrario, Cristo siendo Rey o Dios, se hizo uno como nosotros.
Volviendo a la historia, gracias al “Edicto de Milán” (313 d.C.), Constantino y Licinio hicieron cesar la encarnizada persecución de los romanos contra los cristianos. Fue desde entonces, que la religión del cristianismo se propagó abiertamente.
En cambio, en la mayoría de los lugares que se originó el socialismo o el comunismo, no todas las personas son socialistas, o comunistas. Y tampoco han llegado a todos los lugares del mundo.
Aunque las propuestas de Cristo pudieran apuntar a una igualdad en todo, en fe, acciones, esperanza, y hasta en lo económico, nunca sugirió ser algo filosófico que no tuviera que ver con la salvación humana. Al contrario, Jesús instó buscar la Patria celestial primeramente (Mateo 6:33) y cualquier persona o gobierno sin Dios, exhortara buscar lo material en primer lugar. También, Cristo enseñó respetar a Dios y a los hombres (incluye a las mujeres). (Ver el decálogo de Éxodo 20).
Esa “libertad” en el 321 d.C., con Justiniano, hizo que se introdujesen una serie de cambios (errores) no bíblicos, entre otros: Se cambió el sábado por el domingo, para adorar a Dios o a Jesús otro día al está dispuesto en la Sagrada Escritura. Eso ocasionó la primera división mayúscula entre los primeros cristianos; los que guardaban el sábado y lo que no.
Para muchos, Dios dejó de ser creador y por ello algunas personas lo tratan como cualquier ser humano, siendo el Santo y Eterno Señor; tal vez por ello se han osado en colocar a Jesús, a nivel de los políticos o de la política ¡Tremendo error!
Si entendiéramos mejor por qué vino Cristo y para qué vino, nadie se atrevería decir que Él “fundó el socialismo”; porque el Respeto que le tendríamos a quien nació en este planeta y luego derramó su Preciosa Sangre por todos, no se merecería una trato cualquiera, más bien caeríamos a sus pies.
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