¿Habrá amnistía?

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Después las elecciones del 8 de diciembre el país ha  entrado a celebrar las Navidades, con la excepción de numerosas familias en quienes surge la interrogante de si el heredero de la Jefatura  del Estado estará en condiciones de ordenar que se proceda a la liberación de los presos políticos y al regreso de los exiliados, porque todo indica que los talibanes del PSUV se opondrán para que tome una iniciativa de esta naturaleza política.
En un artículo anterior escribí algo parecido a lo que voy a exponer, porque en sus aspectos fundamentales todavía está vigente. El país democrático conmovido e indignado por el trato cruel que ha recibido Simonovis por la violación de sus Derechos Humanos en cautiverio, lo que constituye un delito de lesa humanidad, sigue esperando que en esta Navidad, momento de reflexión o recogimiento cristiano, la amnistía y la reconciliación en el mundo político, se hagan presentes como símbolos de grandeza humana y de espíritu americanista de gobernantes y gobernados, que buscan crear un clima de paz y sosiego sin dejar de pensar distinto. La iniciativa generalmente la toman los gobernantes victoriosos, y como Nicolás Maduros se ha declarado ganador, los familiares de los detenidos y exiliados pueden guardar cierta esperanza.
La decisión de Presidente de liberar a los presos políticos y permitir el regreso de los perseguidos, no sólo sería una de las más sencillas y magnánimas a tomar, sino también la demostración de que puede controlar la pugna entre grupos militares y civiles que se disputan el control de poder.
El Presidente Maduro  no tiene justificación política para mantener en prisión y en el exilio a centenares de venezolanos que piensan distinto a él, después que la oposición ha adoptado como política fundamental participar en elecciones y preservar la democracia.
A estas alturas del mandato de Nicolás Maduro, después que Venezuela ha ingresado a Mercosur resulta inconcebible continúe su política violatoria de la libertad, del debido proceso y de los derechos constitucionales que prohíben la tortura  y el secuestro, que se perpetúen los atropellos a la ciudadanía.
Esperamos que no resulte inútil llamar al heredero del Presidente a observar una conducta  humanitaria ante la gravedad que atraviesan algunos presos políticos con respecto a su salud, creemos necesario dejar constancia que desde diferentes posiciones ideológicas se le ha solicitado un gesto de comprensión acerca del sufrimiento de los familiares y del peligro de muerte que enfrentan varios presos políticos.
Las gestiones que adelantó el diputado Edgar Zambrano parecieran haber encontrado en principio, algún eco en la voluntad del difunto Presidente de la República, quien ordenó al entonces Vicepresidente Maduro recibiera los recaudos. De no ser así estaríamos en presencia un burla cruel en lo que respecta a los familiares, que esperan esperanzados pasar la Navidad al lado de sus seres queridos. Y en cuanto al mundo político sería echarle gasolina al fuego de la polarización y cerrar los caminos de la reconciliación de los venezolanos por tiempo indeterminado.
De allí que tanto por razones humanitarias, como por un futuro político de convivencia civilizada, en cuyo escenario cada ciudadano pueda expresar libremente y por los medios a su disposición, sus ideas, su pensamiento, tal como lo establece la Constitución Nacional de la República Bolivariana, el gobierno debería  aprobar la amnistía en esta Navidad.
Y finalmente es necesario registrar que todavía la Constitución Nacional está vigente, a pesar de los violaciones que ha sufrido por un gobierno autocrático, empeñado en transitar un rumbo en el cual fracasaron decenas de países dirigidos por gobernantes sectarios, intolerantes y dogmáticos que pretendieron obligar a la mayoría de sus gobernados a actuar contra la condición libertaria del ser humano, imponiéndoles un socialismo o comunismo a la cubana, que los igualaba a todos en la miseria.
En el único contexto que ha  progresado el hombre y que le ha permitido convivir en libertad y aunar esfuerzos para buscar el bienestar de todos, ha sido, y todo indica que hasta hoy no tiene sustituto,  la democracia y sus instituciones del Estado de Derecho. Si impera un mínimo de sensatez en las altas esferas gubernamentales debe producirse la amnistía y abrirle paso a un diálogo civilizado.

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