Planteamientos- Sabermetría electoral

Transcurridas las elecciones municipales en Venezuela y después del esfuerzo por entender los resultados mostrados por el CNE y las apreciaciones de los líderes y analistas políticos de cada bando, incluyendo los independientes, a la manera de aquella vieja pregunta que copó la escena vernácula varias generaciones atrás: ¿Quién fue que mató a Consuelo?, también hoy otra interrogante queda colgada en el ánimo popular: ¿Y por fin, quién ganó?
Difícil respuesta, por más que el CNE haya entregado los resultados definitivos. No obstante, a manera de axiomas pudieran formularse dos (2) planteamientos, inspirados en la lógica einsteiniana: 1. La intensidad del análisis postelectoral es inversamente proporcional al tiempo transcurrido desde el 8D, y 2. Las cifras absolutas, como las verdades, revelan una cosa, pero las relativas, otras. (Que es como decir que todo depende del cristal con que se miren).
Es necesario evitar el hartazgo político, recomiendan los sesudos analistas. La época navideña, es propicia, agregan, tratando de curarse en salud para atenuar el desprestigio. El pasatiempo favorito del país, el beisbol, para muchos puede convertirse en la válvula de escape ideal; para otros, es tal la pasión que en ambos casos conjugan, que continúan elucubrando por efectos del contexto en el cual vivimos. Sueñan con que la sabermetría gane espacios en el terreno del juego electoral, tal como lo ha hecho en el caso del beisbol.
Francisco Merejo, co-fundador de sabermetrico.com, explica que “La Sabermetría no es más que el análisis del béisbol a través de evidencia objetiva, específicamente a través de estadísticas, cuyo fin es medir de manera eficaz las actividades que se suscitan dentro del campo de juego. El término es derivado del acrónimo SABR, el cual hace referencia a la Sociedad para la Investigación del Béisbol Americano según sus siglas en inglés (Society for American Baseball Research). El centimetraje en los diferentes medios de comunicación, revela que hay un número importante de exponentes e intérpretes de cifras electorales. como para organizarse.
Nate Silver, experto en sabermetría, ha incursionado con éxito en el campo electoral estadounidense luego de sus pronósticos acertados sobre los resultados de 49 de 50 estados en las elecciones del 2008 y la de los 50 estados en las elecciones del 2012. En eso del manejo de estadísticas, muchos especialistas criollos pudieran aventurarse a hacer carrera en el ámbito de la pelota venezolana.
La opinión de algunos managers es elocuente. Don Baylor, estratega con poco éxito de los Bravos de Margarita, el año pasado, afirmó: “Dirigir en el beisbol desorganizado del Caribe es más complicado que en el sistema organizado en Estados Unidos”. Aquí, disponemos de maquinarias electorales aceitadas.
Los numerólogos nuestros tratarían, por ejemplo, de escrutar el desempeño de los líderes, candidatos y comandos de campaña, y sus efectos en el record de elecciones ganadas y perdidas. O sea, cuántos votos aportaron a la causa revolucionaria o progresista, según se le mire. Cuenta en la memoria del votante, como en la del fanático, el promedio de bateo, carreras empujadas y jonrones.
En eso de distraerse sin desconectarse del tema, el libro “Moneyball”, de Michael Lewis resulta atractivo. Reseñado como un compendio de estrategias para triunfar en el negocio de la pelota rentada con el apoyo de especialistas en matemáticas y estadísticas, sobre todo a la hora de del “draft” o selección de jugadores. Que es como decir, aplicación en el negocio electoral al momento de la escogencia de los candidatos.
Aunque usted no lo crea, la sabermetría proporciona razonamientos de interés al considerar cuáles son las probabilidades de conseguir un juego perfecto. En materia electoral, ello equivaldría al sueño dorado de alcanzar una “victoria perfecta”. En tales casos, no habría que desanimarse o cejar en la idea que los pajaritos preñados existen. Hubo excelentes lanzadores que no lograron tal hazaña. Igual que candidatos con méritos indiscutibles. Se concluye que es cuestión de tener suerte, o falta de ella.