La bella durmiente

Venezuela es la bella durmiente. Todo ocurre en su territorio y no pasa nada. Sus habitantes están hechizados. Cuando despierten encontrarán un país en ruinas, desmembrado y en manos de los chinos. Como no hay cómo pagarles la deuda externa, los patriotas gobernantes les cancelaran con tierras. Seremos Chinozuela.
Las noticias se publican pero los venezolanos duermen. Las exportaciones petroleras cayeron 16% en cinco años. Nadie se explica a qué bolsillos van los grandes ingresos del petróleo. Pdvsa está comprando en el exterior aditivos porque no puede producir gasolina suficiente. 374% aumentó la deuda comercial de Pdvsa. La economía padece desequilibrios fiscales y productivos. El propio Banco Central de Venezuela registra que la construcción pública y privada está prácticamente paralizada. No hay cabillas ni cemento. Y añade el banco emisor que el mercado laboral está  afectado. Los contratos a  los trabajadores petroleros están suspendidos.
Las compras externas de la empresa privada se sitúan 1,3% por debajo de las del 2009. No hay divisas. La escasez de productos es cada vez mayor.  Los talleres mecánicos adelantan las vacaciones de sus obreros: no hay repuestos, ni pinturas de vehículos.  Rumores de que las medidas tomadas contra las empresas de electrodomésticos, vendrán contra las farmacias, alquiler de viviendas, funerarias y restaurantes. Según el economista Pedro Palma se prevé una maxidevalusación en poco tiempo. Las compras externas agroalimentarias subieron 27,69%. La cifra llega a 5,7 millardos de dólares en los últimos meses. En solo alimentos y bebidas alcohólicas se acumuló un incremento de 72,1%. Definitivamente la inflación más alta alimentos de la América Latina. Y todo esto es lamentable porque buques de alimentos colapsan en Puerto Cabello, porque no pueden descargar debido a la ineficiencia y al estado de postración de ese puerto, famoso por los alimentos que allí perecen.
Y mientras las gobernaciones y alcaldías en manos de la oposición deben esperar interminables días para que les bajen sus situados constitucionales, subió un 95% el gasto del gobierno central en el sólo mes de noviembre y las reservas internacionales cayeron a 20.878 millones de dólares.
Más allá de las cifras económicas, lo que si queda claro es que la Venezuela actual está dividida electoralmente entre los municipios rurales donde gana el gobierno, por la dependencia de sus habitantes de la limosna oficial y la Venezuela urbana. En esta última están las universidades, el poco movimiento económico que queda,  la radio, la televisión y los periódicos no genuflexos. Por eso la oposición ganó la Alcaldía Metropolitana de Caracas y casi todas las Alcaldías del antiguo Distrito Capital, por eso ganó en Maracaibo, Maturín, Valencia, Barquisimeto, Barinas, Mérida, San Cristóbal y otros centros poblados importantes del interior de los Estados.
Una particularidad que no puede pasar inadvertida es la victoria de Antonio Ledezma en la Alcaldía Metropolitana. Luchó contra todos los obstáculos ordenados desde Miraflores. Un hombre curtido en política, con escuela, un servidor público probado en estos años iracundos. Que por encima de las dificultades hizo un gobierno efectivo. Podría ser el hombre para devolverle el país a los civiles, después de meter los demonios del militarismo en las jaulas como dice Ramón J. Velásquez.
Las lucecitas de la navidad y las rebajas a los electrodomésticos como medida electorera frente a los comicios del 8D, no han dejado incluso que trascienda más la declaración de Maduro, quien en acto público llegó a decir: “Los capitalistas roban y especulan como nosotros”. Y a confesión de parte relevo de pruebas. Ni tampoco el pueblo se ha enterado del bono especial navideño para los militares. Que no es de extrañar porque Venezuela vive bajo un régimen militarista. Blanca Nieve, la bella durmiente, no está cuidada por siete enanitos, se encuentra en manos de Alí Baba y los cuarenta ladrones.