La crisis económica que se acentuó este 2013 tuvo su impacto en las instituciones culturales, razón por la que algunas han desaparecido o mermado sus actividades. En el caso del Ateneo de Cabudare se conoció que fue necesario hacer una revisión estratégica del presupuesto a fin de cumplir con la programación prevista, la cual se llevó a cabo en un 90%, según el profesor Benjamín Terán, presidente de la institución.
-¿Cómo fue este 2013 para el Ateneo de Cabudare?
-La palabra exitosa está trillada, pero fue un buen año porque por encima de las dificultades y las limitaciones presupuestarias que toda institución autónoma padece, pudimos cumplir con las metas trazadas. El éxito del Ateneo se debe al trabajo en equipo y a la gestión en las comunidades. Es un trabajo que se ha logrado a pulso, no se improvisa, no se privilegia ni hay hechos fortuitos. El Ateneo ha tenido que revisarse en cuanto a su esquema de trabajo para detectar las debilidades que tenemos que corregir.
-¿Cuáles serían esas debilidades?
-Debilidades presupuestarias, la revisión es de ese tipo. La institución, con sus 23 años de vida, no logra reflejar un éxito programático.
-¿En términos porcentuales, en qué medida se cumplió la programación?
-Consideramos que nos acercamos fácilmente al 90% de lo que ha sido la programación. Quizás fuimos más allá de lo que podíamos haber hecho. Ese poco más fue gracias a las alianzas que logramos establecer con personalidades e instituciones, por ejemplo con CANTV a través del programa Conexión Cultural. También, gracias a la participación de empresas privadas, si bien no fue en recursos económicos, sí lo fue en la parte logística y estratégica. A pesar de que hemos cumplido con los incrementos salariales la institución no termina de tener los fondos requeridos para las bonificaciones de fin de año. Aun no hemos pagado los tradicionales aguinaldos.
-¿Cómo se mantiene el Ateneo de Cabudare?
-La institución genera recursos a través de sus talleres permanentes de cultura popular, el arrendamiento poco frecuente de las instalaciones y las asesorías en la parte cultural y ambiental. El Ateneo de Cabudare genera alrededor de 320 mil bolívares al año. No obstante, la estructura económica y la dinámica inflacionaria del país, sumado a la devaluación del sistema monetario, golpea el trabajo artístico cultural, además, los bienes y artículos que requerimos son importados, lo que incrementa hasta cuatro veces el valor del presupuesto. Eso afecta la capacidad que puede tener la institución para responder a tiempo a los requerimientos del personal y por supuesto, afecta las actividades. Este año por ejemplo no pudimos realizar el Festival del Cuatro Larense.
-¿Cuál es la dinámica de trabajo del Ateneo?
-Contamos con un equipo numéricamente pequeño por lo cual tenemos que ingeniárnosla para multiplicar el trabajo. Cada empleado puede tener hasta tres funciones en una y esos tres compromisos debe asumirlos y hacerlos muy bien. Es un gran esfuerzo, por ello pienso que aunque este año no fue exitoso, tampoco fue negativo, pero sí estamos seguros de que pudiera ser muchísimo mejor. Los organismos públicos y privados deben entender que invertir en cultura es invertir en un modo de vida. Se invierte en valores, en mejores ciudadanos y en idiosincrasia. El trabajo del Ateneo no es solamente artístico, es un trabajo cultural que tiene mucho que ver con la educación, lo ambiental, la ciudad que queremos y por la cual apostamos.
-¿Por qué es importante revisarse?
-Porque se trata de un trabajo continuo, sobre el que se debe estar encima. La situación del país igualmente nos invita a revisarnos, a realizar una lectura muy sincera de cuál es el papel del Ateneo dentro de este proceso político, económico, social y cultural. Retraernos o darle la espalda significa aislarnos de una realidad y como institución incluyente, que no mira colores ni partidos políticos, tenemos que estar en esa revisión e interpretación permanente. Nosotros hemos mantenido una autonomía por principios de funcionamiento, no por capricho, es además un asunto de dignidad. Se trata de que el Estado respete las propuestas organizadas de la sociedad.
-¿Cómo fue el accionar de los programas este año?
-Proyecto Escuela, por ejemplo, tuvo un impacto en ocho escuelas del municipio Palavecino. Contamos con el apoyo de Conexión Cultural y se trabajó en instituciones ubicadas en zonas rurales. Se atendieron 1.256 niños con 64 talleres que se dictaron entre octubre y noviembre. La programación artística benefició a 1.477 participantes, entre niños y la comunidad estudiantil. Las escuelas apoyan el Concurso de Literatura Infantil y el Festival del Papagayo. Se trata de la presencia directa del Ateneo en las comunidades más retiradas sobre aquellos temas que nos proponen las instituciones.
-¿Son vitales las alianzas con otras organizaciones?
-Sí, por supuesto, Benjamín (yo mismo) solo no podría con todo, no podríamos echar a andar toda esa maquinaria. Esa es la vía para que se produzca un trabajo cohesionado, el apoyo de las comunidades es también muy importante. De alguna forma nos convertimos en un puente para ver de qué manera se resuelven los problemas ambientales en determinada comunidad. Es un trabajo valorado por las escuelas y las comunidades, consecuencia de la entrega y ese pulso permanente. Por otra parte, el Ateneo recibe un aporte de la Gobernación de Lara para pagar la nómina y de la Alcaldía de Palavecino para el pago de los servicios.
-¿En cuanto a Contemos bajo la Ceiba?
-Para este año tenemos prevista una alianza con el Parque Zoológico Bararida a objeto de efectuar un programa de Educación Ambiental, con los animales, las especies arbóreas y las comunidades vegetales.
Queremos que el zoológico vaya a la Ceiba, así como la red de titiriteros con nuevos planteamientos. Somos una ONG que surge de las propias necesidades de las comunidades organizas, producto de la Unión Cultural de los Barrios que se dio en la década de los 80.
-¿Impacto del Salón Héctor Rojas Meza en calidad de Bienal?
-Este año se generó toda una polémica en torno a si el salón es para una élite o si privilegia. La reedición del Salón ha generado cierto ruido por lo cual le pido a los voceros de esas percepciones que se acerquen para cualquier conversación acerca de la redefinición del Salón y cómo serían sus participaciones. Espacios para la confrontación prácticamente no hay, el único Salón con un nivel de proyección nacional es el Héctor Rojas Meza.
Este evento es una vitrina a escala nacional que paso a bienal porque no se pudo mantener anualmente.
-¿Cuál es el llamado que le hace a la nueva gerencia del municipio?
-Tienen que asumir con entrega y amplitud a Cabudare. Trabajar en equipo para levantar el ordenamiento de la urbe y su saneamiento ambiental, revisar las instituciones culturales para saber qué pasa con la Casa de la Cultura de Agua Viva, cuál será el papel de la Casa de la Cultura de Cabudare, qué pasa con el Centro Cultural de los Rastrojos, cuál va a ser la relación con la Capilla Santa Bárbara, patrimonio de los cabudareños. A Cabudare se le está cayendo buena parte de su memoria tangible, hay casas que han desaparecido, no se está protegiendo la sociedad pasada. Esos íconos deben ser preservados. La parte patrimonial es fundamental.
CabudARTECabudARTE es un proyecto que se celebrará en abril de 2014 a lo largo de tres días con exposiciones, feria de libro, conciertos, entre otros.
El Ateneo continuará con sus diversos programas y actividades. La ampliación del recinto y sincerar los ingresos serán tareas para el año que viene.
El programa Contemos bajo la Ceiba regresará luego de la Divina Pastora y se efectuarán diversas actividades con motivo del Héctor Rojas Meza, comenzando con Las buscadoras de Tesoro, grupo que entregará un premio.
