Uruguay pasó el martes a la historia como el primer país en permitir el cultivo y la distribución de marihuana, luego de que el Senado aprobó una ley impulsada por el Gobierno para combatir el narcotráfico en la pequeña nación sudamericana.
La propuesta del presidente José Mujica, un ex guerrillero izquierdista de 78 años, fue aprobada por 16 votos a favor y 13 en contra a pesar de la resistencia de la oposición, que teme que la ley dispare el consumo de drogas más duras.
La norma permitirá al Estado regular la importación, producción, distribución y venta de cannabis en el país de 3,4 millones de habitantes. De esa forma, el Gobierno uruguayo espera desincentivar el narcotráfico y administrar el consumo.
«Es pertinente para el caso de Uruguay dejar establecido desde ya que, tratándose de un país de tránsito (de drogas) que ha ido incorporando consumo, recibe plenamente el impacto del crimen organizado», dijo el senador oficialista Roberto Conde en el debate en el Senado.
«Tiene por tanto el deber de aplicar una respuesta de Estado específica para un territorio abierto, pequeño y no productor», agregó al justificar la norma.
Uruguay se pondrá así a la vanguardia del debate sobre la legalización de las drogas blandas, apoyado por ex presidentes latinoamericanos como el mexicano Vicente Fox y el brasileño Fernando Henrique Cardoso.
La implementación de la ley será seguida de cerca en distintas partes del mundo. En Estados Unidos, los estados de Washington y Colorado legalizaron en el 2012 el consumo de marihuana con fines recreativos, una idea que según una reciente encuesta de Gallup es aprobada por un 58 por ciento de los estadounidenses.
La regulación de la producción de marihuana refuerza la agenda progresista de Uruguay, que recientemente legalizó el aborto y también los matrimonios de personas del mismo sexo.
«A partir de abril empezamos una experiencia nueva, que supone un cambio cultural importante y que atiende dos pilares: la salud y el combate al narcotráfico», dijo a Reuters la senadora oficialista Lucia Topolansky, esposa de Mujica.
El Gobierno, que debe promulgar la ley una vez aprobada, dispondrá de un plazo de 120 días para publicar la reglamentación con detalles sobre la concesión de licencias de cultivo, precios de referencia, variedades de cannabis permitidas y mecanismos de inspección.
Los uruguayos mayores de edad que se registren ante las autoridades podrán cultivar hasta seis plantas de cannabis o a comprar en farmacias hasta 40 gramos de marihuana por mes para uso recreativo.
La Junta Nacional de Drogas prevé la comercialización en Uruguay de cuatro o cinco variedades de cannabis a un precio de 1 dólar por gramo, similar a su costo en el mercado negro. La venta no se permitirá a extranjeros.
Decenas de partidarios de la ley, algunos fumando porros, se congregaron en los alrededores del Congreso portando globos verdes, banderas jamaiquinas en homenaje al cantante de reggae Bob Marley y pancartas con la leyenda «cultivando la libertad Uruguay crece».
«Capaz que esto es mejor por eso del estigma al que fuma; ahora, si queres fumar, fumas donde quieras y no te tenés que esconder, porque dejar de fumar no voy a dejar», dijo Iván Luján, de 22 años.
A la vanguardia
En Uruguay, el consumo de marihuana es legal. Unos 18.700 uruguayos la consumen diariamente y 184.000 dicen haberlo hecho alguna vez en el último año, según las últimas cifras oficiales.
Otras naciones también aceptan la posesión de marihuana para uso recreacional o medicinal, y Holanda permite su venta en tiendas, pero Uruguay será el primero en legalizar la cadena completa desde la producción a la venta.
Un 27 por ciento de los uruguayos apoya la regulación de la marihuana, comparado con un 21 por ciento en junio, según una encuesta reciente de la firma Equipos Consultores.
Y aunque el rechazo ha cedido desde que el asunto comenzó a ser discutido en el Congreso, sigue siendo altísimo: un 58 por ciento frente a un 68 por ciento en junio.
La oposición teme que la idea de Mujica, que fue aprobada en julio por la Cámara de Diputados, abra la puerta al consumo de drogas mucho más duras como la cocaína y el crack. Asociaciones de farmacéuticos y técnicos de la enseñanza pública también están en contra.
Alfredo Solari, un senador opositor del conservador Partido Colorado, dijo que el proyecto de ley implica una amenaza para la salud de los uruguayos.
«Este proyecto de ley que plantea un experimento de ingeniería social (…) no cumple con ninguna de las salvaguardas éticas de la experimentación con seres humanos, y vaya si esas salvaguardas son importantes tratándose de una sustancia como la marihuana que causa daño a los seres humanos», dijo en un discurso.
«Ni nuestro Gobierno ni el resto del mundo debería experimentar con los uruguayos», agregó.
Una tercera parte de la población carcelaria de Uruguay está tras las rejas por delitos vinculados al narcotráfico.
Los diputados habían dado media sanción al proyecto de ley en julio.